De la guerra mundial al ejemplo portugués

cabamos de celebrar el 75 aniversario del fin de la II Guerra Mundial, el 8 de mayo de 1.945. Pienso que el destino histórico ha sido oportuno, aunque el hecho sea realmente una casualidad. Es una circunstancia muy propicia para entrar en comparaciones de este hecho histórico con la circunstancia de la crisis del coronavirus, que tanto se está utilizando para traer a cuento circunstancias y situaciones que pueden utilizarse para entrar en comparaciones exageradas o que realmente no son sensatamente aplicables en la realidad. Pero sí en algunos aspectos, lo que siempre es útil para las gentes que solamente habían vivido esa guerra mediante el relato de sus muy mayores o de los libros, cine u otras fuentes de información.
Entre esa guerra y el coronavirus por supuesto que han ocurrido situaciones de enorme gravedad pero que sin saberse por qué no se les atribuye esta propiedad comparativa. Creo que voy a ejercitar la imaginación para tratar de llegar a conclusiones realmente orientadoras sobre los grandes sucesos y tremendas situaciones entre la segunda gran guerra y el virus. Es de suponer que tales esfuerzos podrían conducir a algunas enseñanzas. Hombre, de modo inmediato lo haríamos, aunque todos estamos deseando no tener tiempo para hacerlo por una precipitación del final de la gran crisis sanitaria y algo más que nos corroe. Dirán los lectores que no sé lo que quiero, pero sí lo sé...
Lo que deseo de verdad, como supongo que todos los lectores, es un final de lo que se desató en el mundo y en España hace poco más de dos meses. Un final muy rápido, quiero decir, que nos devuelva la paz interior en el transcurso de muy pocas semanas. Para eso hacen falta muchas cosas y hace falta sin duda un comportamiento de todos bastante más digno, más generoso, más inteligente que el que no pocos políticos y no políticos están exhibiendo. Es impresentable e indecoroso lo que dicen y hacen muchos de ellos, cosa que sabemos todos pero que no todos nos atrevemos a denunciarlo y aplicar medidas que sabemos eficaces. Hay actitudes, palabras y decisiones que no se las lleva el viento sino que nos avergüenzan.
Si los aludidos fuesen capaces de rectificar de modo inmediato, a lo mejor, o seguro, ayudaban a que se produjera el milagro de traer las soluciones en un mes o dos... o incluso antes. Es Portugal, nuestro país hermano, el que está dando el gran ejemplo y haciéndonos estar orgullosos de su cercanía geográfica y afectiva a nosotros. Con las veces que estúpidamente nos habremos burlado de ellos o habremos minusvalorado sus virtudes y su grandeza humana...
Es que los veo y los escucho y no me lo puedo creer. Los partidos y sus líderes se comportan con elegancia entre ellos y con respeto y colaboración. Me dan mucha envidia, sí señor, y ni quiero ni puedo evitarlo. A veces hasta me cuesta trabajo creérmelo...
Evito los nombres, más que nada para no estropearlo. Y me gustaría evitar la entrada en las distintas actitudes entre la derecha y la izquierda españolas, pero eso no sería del todo justo. De manera que tengo que decir lo que todo el mundo sabe: que las derechas lo hacen en ese sentido bastante peor que las izquierdas. Qué le vamos a hacer. Son muchos los sucesos que avalan lo que digo, algunos muy, muy recientes. Lo que quiero, y me parece más útil, es animar a todos mis compatriotas, piensen como piensen políticamente, a actuar con independencia intelectual y mirar solamente el lado de lo que es bueno para el pais entero, ya que ahí es donde de verdad nos la jugamos todos. Espero. 

De la guerra mundial al ejemplo portugués

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