La tiranía del automóvil

Queremos una ciudad con menos caos de tráfico, queremos que el peatón sea el protagonista, queremos también que la bicicleta se convierta en modo de transporte habitual y, de igual modo, queremos que el transporte público sea una opción real al coche privado. Queremos, en definitiva, una ciudad con una movilidad sostenible, responsable y segura. Nadie duda a estas alturas de la necesidad imperiosa de afrontar el cambio de modelo de movilidad y accesibilidad, aspectos que unidos a la seguridad vial deben quedar al margen completamente de cualquier ideología política.

De hecho, en el anterior pleno, todos los grupos políticos nos hemos puesto de acuerdo para sacar adelante una declaración institucional por una movilidad más sostenible. Una declaración de intenciones que nos recuerda que en esta ciudad hemos sido pioneros en Galicia como firmantes de la conocida como Carta de Aalborg, la Carta de las Ciudades Europeas hacia la Sostenibilidad, ya en mayo de 1994, pero después nos hemos quedado rezagados porque 25 años después el coche sigue siendo el absoluto protagonista de esta ciudad. Y, lo que es peor, sigue haciendo estragos.

“Hemos pasado del reinado a la tiranía del automóvil. Prácticamente podemos hablar de violencia vial”. Son palabras textuales de Roberto Rilo, el presidente de la Asociación de Ciclistas Crunia y con las que coincido tras analizar los últimos atropellos ocurridos en la ciudad. Es intolerable la situación que estamos viviendo y que nos sitúa con mucho retraso a lo que debería de ser una ciudad del siglo XXI, una ciudad que debería girar en torno a las personas, que ocupan el primer puesto en la pirámide de movilidad. Pero se pueden cambiar las cosas. Es cuestión de decisión y valor político. Se puede terminar con la impunidad. Estamos viendo ya los primeros efectos positivos de la lucha contra la doble fila. Estoy segura de que en unos meses podremos apreciar un cambio significativo en el comportamiento de los conductores.

Otra medida urgente y necesaria es el calmado del tráfico. No podemos seguir echándole la culpa a la lluvia, ¡será que aquí no llueve buena parte del año! Es la velocidad la que mata. En lo que va de año dos peatones han muerto atropellados en Coruña, una cifra demasiado alta para una ciudad como la nuestra. Para intentar solucionar este grave problema hay que ponerse en la piel de la víctima. No son números sino vidas de personas, de sus familias.  

En breve se convocará la ansiada y necesaria mesa para la movilidad que estará formada por las diferentes voces implicadas en esta materia en esta ciudad. Ahí tendremos que ponernos de acuerdo sí o sí y sacar adelante planes y proyectos efectivos que sean capaces de afrontar los retos que plantea transformar una ciudad dominada por el coche privado en una Coruña del siglo XXI. Debemos, pues, recuperar el tiempo perdido y avanzar hacia una ciudad y futura área metropolitana que apueste por abandonar el caduco sistema de movilidad actual que padecemos

La tiranía del automóvil

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