Ni conspiración, ni caza de brujas

V aya por delante y que no quede duda alguna: en el asunto de la antigua prisión, el Partido Popular no se opone, ni mucho menos, a que este inmueble sea un espacio para disfrute de todos los coruñeses. Al contrario. Quien diga lo contrario, miente. Pero en este escenario, reiteramos que la cárcel no se ha abierto a la ciudadanía. El edificio sigue sin proyecto de rehabilitación, en un estado deplorable y sin un plan para su futuro. Esto es lo que debería haber cambiado y no se ha hecho nada.
Marea Atlántica ha demostrado su habilidad maestra para decir una cosa y la contraria. Los soldados de Xulio Ferreiro, los que se ven y los que no, han cerrado filas ante la citación de Claudia Delso como investigada por haber indicios de prevaricación administrativa. Citación que llega después de que un fiscal hiciese la denuncia ante el juez. Estos son los hechos y no otras maquiavélicas teorías. 
El objetivo inicial estaba claro: la cárcel tenía que ser para Proxecto Cárcere. Por algo entre los padres de la criatura figuraban varios firmantes del manifiesto de Marea. Para ese fin, vulneraron las normas cediendo un espacio ya cedido y que no se podía ceder. Hicieron una adjudicación muy dudosa y, más lo fue todavía la formalización del contrato, ratificada por el Gobierno de María Pita, pese al informe municipal en el que se advertía del peligro de derrumbe del edificio. Pero lo importante era conseguir su objetivo aunque este no se enmarcase dentro de la ley. 
Muchos meses después, la realidad es que la cárcel ha vuelto a la casilla de salida. El edificio permanece cerrado y en estado ruinoso, sin que los coruñeses puedan disfrutar de ella y de sus potenciales actividades. Se han gastado dinero en maquillar escasos 100 metros para uso de la asociación Proxecto Cárcere y, de paso, le han pagado la vigilancia al Gobierno, que sigue siendo el titular del edificio. Nos enoja que la posibilidad de recuperar nuestro patrimonio se haya visto enturbiada por un proceso lleno de irregularidades. 
Pero Marea Atlántica ha demostrado que por encima de lo que ellos mismos califican de bien común está el amiguismo. Se pongan como se pongan, los dos peores escándalos de su mandato tienen directamente que ver con beneficios a firmantes de la Marea. Ni la cesión de la cárcel ni la venta de los “pisitos” han sido procesos limpios. Al más puro estilo de Groucho Marx, ellos tienen sus principios, pero si no se sienten cómodos, los cambian y a otra cosa. Nadie les obligó a dotarse de un código ético, pero si no cumplen con sus propias normas, ¿qué podemos esperar los coruñeses que hagan con nuestra ciudad? 
Desde el PP hemos hecho lo que entendíamos que debíamos hacer. Nos marcamos como eje de nuestra acción, ejercer una oposición seria, responsable, rigurosa en defensa de los coruñeses. Y, por eso, los furibundos ataques, a veces personales, no nos merman; nos hacen más fuertes.
Déjense de cazas de brujas y de persecuciones y afronten las consecuencias de sus decisiones. Abandonen el victimismo y asuman sus responsabilidades. Salgan ya de esa gran mentira que han dado en llamar la nueva política

Ni conspiración, ni caza de brujas

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