IA, ¿el fin del trabajo?

El término Inteligencia Artificial (IA) se acuño en 1956 en USA durante un encuentro científico para explicar cómo algunas máquinas simulaban procesos de la inteligencia humana y su evolución fue siempre de la mano de los avances en computación. 
Es una herramienta que maneja cantidades ingentes de información y trae consigo   cambios económicos, laborales y sociales que van a ser mucho más potentes que los conocidos de la revolución tecnológica. 


Los sistemas de la IA generativa, dice David Cox, director del MIT-IBM Watson IA LAB, “ya pueden clasificar y predecir, generar imágenes, arte, un texto que parezca escrito por un ser humano o tener interacciones muy naturales…” y tendrán impacto en todos los ámbitos de la sociedad, desde la administración, la enseñanza y la investigación hasta la medicina y la sanidad, el transporte, las finanzas y la banca. Nada quedará fuera de la órbita de la IA.


También tendrá repercusión en el trabajo y muchos expertos señalan que destruirá millones de empleos. Sam Altman, fundador de OpenIA, compañía creadora del ChatGPT, estuvo en Madrid en mayo y dijo que “Con la Inteligencia artificial habrá empresas de 1.000 millones de dólares llevadas por una sola persona”. Nouriel Roubini, profesor de Economía de la Universidad de Nueva York, es más apocalíptico: “La inteligencia artificial, afirma, nos va a sustituir a todos, las máquinas lo harán mejor… Nadie está a salvo, el ser humano va camino de la obsolescencia”. 


Por contra, David Cox sostiene que “no hay que sentir pánico a la inteligencia artificial, no nos quitará el trabajo. Nuestra sociedad sabrá adaptarse a sus desafíos”. “Hasta ahora, dice Andrew Mcafee, economista del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), la tecnología siempre ha creado más trabajo del que ha destruido”. Eso ocurrirá con la IA que generará nuevos empleos para gente talentosa.  


En esto coinciden todos los entendidos, en que los empleos que surjan al amparo de la IA van a ser desempeñado por personas “recicladas” que se acojan a la formación permanente. El estudio de IBM Institute for Busines Value estima que el 40% de toda la mano de obra mundial tendrá que volver a formarse en alguna competencia, reconvertirse, aprender nuevas habilidades para desempeñar los nuevos puestos de trabajo o los preexistentes replanteados. 


Harían bien los departamentos de Recursos Humanos en diseñar la estrategia de transformación de las empresas para integrar a las personas en este nuevo escenario tecnológico.  El uso de la IA para la gestión empresarial ayudará a tomar decisiones para optimizar todas las capacidades empresariales, pero siempre ha de ir acompañado de la protección de los derechos laborales de los trabajadores.

IA, ¿el fin del trabajo?

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