Honrado trabajador o déspota mandarín

Muchos de los que somos descendientes de marineros y pescadores nos llama la atención el elevado sentimiento de corporativismo y ocultación de la realidad del que hacen gala ciertas empresas armadoras y algún personal de su confianza, en la actualidad.


Estas actitudes se están poniendo de manifiesto en uno de los últimos naufragios marítimos, ocurrido lejos de nuestra tierra. Al parecer, tanto la empresa armadora como el patrón del buque mantienen el mismo relato de los acontecimientos que se contradice con otro de los supervivientes que señala que “se podía evitar el naufragio si no se faenase durante esas malas condiciones metereológicas o bien se maniobrase en la recogida del aparejo o soltando la red”.


Los familiares de los tripulantes desaparecidos aplauden la ejemplar valentía del marinero “a pesar de todas las presiones…”.


Presiones?, como que a este profesional le costará volver a encontrar un puesto de trabajo en la pesca?. Evidentemente tenemos que seguir preguntándonos de a quien se está premiando, si al honrado y trabajador, o al pirata y déspota mandarín? Muy lamentable que sigamos pensando en el negocio y que pongamos lo crematístico por encima de la vida de las personas.


La política de algunas armadoras no es la más correcta, humanamente. Se amparan en “presumir” de la generación de riqueza y la creación de empleo pero ésta no puede ser a cualquier precio.


Profesionalmente, hace algunos años, he tenido la ocasión de mediar ante una gran empresa naviera y un patrón de pesca. A este último, la empresa le imputaba la responsabilidad por la muerte de dos pescadores artesanales, al estar faenando al arrastre muy cerca de tierra, en zona prohibida. El caso se cerró en falso, la empresa continuó faenando en esas aguas y manteniendo sus licencias y el patrón siguió capitaneando otros buques, con total normalidad.

Honrado trabajador o déspota mandarín

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