La España de los idiotas

Si les digo que idiota es aquel que padece “idiocia” posiblemente no consiga hacerles comprender lo que quiero decir. Sin embargo, otra definición más coloquial me ayudará, sin duda, a mi propósito: “dícese del que es poco inteligente o que molesta a alguien con lo que hace o con lo que dice”. La lista es interminable en nuestro país, con el agravante de que muchos de ellos ocupan cargos de responsabilidad en instituciones públicas llegando, en varios casos, a ocupar carteras ministeriales, que no es cosa menor. 


Molesta, por ejemplo, que aquel que se proclamó la voz de los “excluidos y los sin techo” aparezca a los pocos meses de ocupar un ministerio con un “casoplón” millonario con todo lujo de detalles. Es una tomadura de pelo para todos aquellos que creyeron en él que no fueron pocos en un principio. Molesta también que un partido amoratado apadrine un folleto en el que se afirma que todos los hombres son maltratadores en potencia, supongo que alimentándose de las actitudes de los hombres que conocieron en sus familias. Por supuesto molestan aquellos que ven en las corrupciones de otros un pecado mortal mientras edulcoran las corruptelas de sus propios correligionarios, incluso cuando son condenados por sentencias judiciales como es el caso de los eres de Andalucía o la vergüenza de las menores abusadas en Valencia o Baleares, esto último más que molestar, indigna. Molesta que un ministro utilice a la prensa extranjera para vituperar los productos españoles al mismo tiempo que no hace absolutamente nada para evitar que aquello que denuncia se mantenga sin intervención alguna. Molesta que un alcalde socialista diga que llamar “padres” a los progenitores de unos niños sea machista e invierta dinero público en una campaña contra esta palabra cuyo pecado desconozco. Molesta que todo un presidente del gobierno mantenga a un ministro que rebaja la calidad de las carnes españolas porque las granjas “contaminan” y al mismo tiempo viaje en el Falcon que, según Isabel Ayuso, contamina en una hora lo mismo que 16.000 vacas en un mes. No sé si molesta o cabrea que desde el gobierno se hagan todos los esfuerzos posibles para que los Reyes Magos no le traigan balones a los niños o muñecas a las niñas llegando a convocar una “huelga de juguetes”, quizás en esto debe intervenir un profesional de la psiquiatría porque a mi se me escapa de las manos. Y que me dicen de la declaración de “seres sintientes” que el gobierno a realizado en “defensa” de los animales domésticos para los que se pide hasta un carnet de identidad. Esto solo se le puede ocurrir a alguien que no haya tenido un perro en su vida porque, los que hemos tenido la suerte de educarnos acompañados de una mascota, sabemos lo que se les quiere y como se les cuida. Solo falta que los perros que viven en casas con jardín, como la de Pablo Iglesias, se les exija una licencia de vigilante y se limite su “trabajo” a ocho horas al día cobrando un salario justo. 


También molestan los que dicen hablar en nombre de la “clase trabajadora” y olviden que una inflación próxima al 7% es un auténtico impuesto a la pobreza que amenaza, precisamente, a esa clase a la que dicen defender. Finalmente, molestan los comunicadores de la desinformación que centran sus esfuerzos lavar todos los errores del gobierno que les ampara y protege, sentándolos en tertulias y programas televisivos desde donde sirven de voceros de su amo. Y como ya estoy cabreado, la próxima semana… ¡hablaremos del gobierno!

La España de los idiotas

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