Emprender en femenino

A los 12 años, junto con mis padres, inicié un camino que pasado el tiempo entendí que no tenía retorno. Emprendimos rumbo hacia Bruselas y después llegaron Uruguay, Argentina, Chile y así hasta que, cuando tuve que tomar la decisión de emprender mi propio camino profesional, lo hice también por la vía internacional. Toda esa aventura, me ha permitido ser flexible, ampliar mi punto de vista sobre las cosas y volcar mis conocimientos para ayudar a empresas y personas en su crecimiento. Atravesar, incluso muchas veces romper, la barrera de los miedos para ir más allá de nuestra zona de confort y adentrarnos en nuevos proyectos.
 

En ese contexto nos podemos preguntar si para emprender “¿se nace o se hace?”. Cuando trasladamos esa cuestión al ámbito femenino observamos, como indica la fundadora de Stealth Mode, Ryan Newton, “Muchas veces las mujeres son emprendedoras por necesidad, no por oportunidad, vocación u objetivos, como suele suceder con los hombres”. En este sentido parecería que es más un “se hace”.
 

Sean cuales sean los motivos, según el informe Women ‘s Entrepreneurship 2020/21, unos 274 millones de mujeres de todo el mundo están involucradas en la creación de empresas. Sin ir más lejos, la tasa promedio a nivel global de la actividad de mujeres emprendedoras es del 11%. A pesar de estas cifras, las referentes femeninas son escasas. Seguro que nos vienen a la cabeza nombres de emprendedores y muy pocos de mujeres que hayan traducido sus sueños en objetivos y sus objetivos en empresas. Frente a un Steve Jobs os animo a conocer a una Alicia Asín o frente a un Elon Musk a una Andrea Barber.
 

De ahí la necesidad de programas específicos de apoyo al emprendimiento femenino como The Break, gracias al cual esta semana he tenido la oportunidad de conocer a 16 mujeres, 16 proyectos de diferentes ámbitos. Una experiencia muy enriquecedora y alineada con esos tres ejes totalmente claves para emprender: 
 

- Referentes femeninos.
 

- Red de contactos.
 

- Formación.
 

Va en mi ADN, unir personas, generar encuentros para seguir creciendo, formar para transformar. Crear espacios donde sentirnos reconocidas en otras mujeres, donde podemos establecer sinergias de valor o donde aprender, no solo de los ponentes invitados si no del resto de participantes. 
 

Anca, Esther, Fabiola, Liwah, Léonie, Saara, Adriana, Andreea, Anna, Chiara, Iulia, Margarida, Marinara, Paola, Silvia, Veera. Diversas culturas, momentos vitales diferentes, distintos sectores de actividad y sin embargo, el compartir suma y sigue en la cuenta de los aprendizajes, tanto para ellas, como entre ellas, entre nosotras. Porque cada persona que conocemos nos aporta de una manera poliédrica, desde distintas facetas. Aprendemos a la vez que mentorizamos, somos voz y eco, rostro y espejo.

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