‘Cuántica’, de Faustino Ruiz de la Peña

Cuatro años después de su muestra “KV” ,vuelve a  la galería Moretart  Faustino Ruiz de la Peña (Oviedo 1969), licenciado en Bellas artes y profesor de dibujo, que tiene en su haber una brillante trayectoria, jalonada por numerosos premios y  obra en importantes colecciones. La actual exposición está formada por una serie de singulares paisajes que tienen, en su mayoría, por figura principal una cabaña aislada y algunos pocos representan altos picos montañosos, también solitarios. Silencio y soledad serían, pues, los temas centrales y el título “Cuántica” -según él mismo confiesa- alude a que todos las cosas que nos rodean y que, a nuestra escala pueden parecernos grandes, son tan pequeñas a escala cósmica como los átomos. Estas casitas perdidas en escenarios liminales, caracterizados por la ausencia o la invisibilidad de las personas, vienen, no obstante, a ser metáforas de la condición humana, y de su ansia eterna de encontrar el lugar feliz, a la vez que, aquellas que presentan un aspecto ruinoso, testimonian del efecto implacable del tiempo. Estos retirados lugares con sus luces frías y sus claroscuros consiguen transmitirnos el sentimiento de soledad que es inherente  a la condición humana, y, al mismo tiempo,  dejan constancia de formar una parte muy pequeña  de ese todo que es la tierra y desde luego, de la inabarcable inmensidad que es el universo. El pintor construye, así, paisajes del alma, escenarios simbólicos que hablan de desolación, pero también de retiro, de búsqueda de lo esencial lejos del ruido y de las aglomeraciones urbanas; lo que nos lleva a recordar aquella decisión radical que tomó H. E. Thoreau cuando decidió asentarse en una cabaña:”Fui a los bosques- dijo- porque deseaba enfrentar solo los hechos  esenciales de la vida...”. Algunos de estos escenarios como en “Overtura 13” traen evocaciones de la casita del bosque de los cuentos de hadas, son lugares misteriosos  donde acechan oscuras sorpresas y peligros invisibles. A veces, como en “Señardá VIII”, el  edificio está sumergido entre  sombrías y tenebrosas luces. u orillado de un vacío sobrecogedor, como en “Señardá XI”; otras veces aparece rodeado por la  blancura de la nieve que le da un aspecto idílico, como en “Overtura IV” y “Señardá VI”. Por su parte, los picos montañosos de las obras “Urriellu”, “Matterhorn” “Artesanraju”,”Cervino” , “Rockies” o “ Cerro Torre” nos sitúan ante el vértigo de las alturas y abren perspectivas de un inalcanzable más allá. La poética de la soledad con su inquietante y nostálgica belleza propicia a la contemplación, que ya vimos en su obra anterior, aparece resaltada por las envolventes luces en claroscuro y las tonalidades suaves, en las que imperan los matices de gris en consonancia con complementarios de pardos y ocres, consiguiendo exquisitas entonaciones que revelan su gran dominio del oficio y su capacidad para conseguir acordes que son expresión de un profundo sentir lírico y de un alma tocada por la gracia contemplativa que sabe transmitir, a la vez, la serenidad y el sobrecogimiento.

‘Cuántica’, de Faustino Ruiz de la Peña

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