La economía no va como un cohete

La Comisión Europea eleva al 2,1 por cien el crecimiento del Producto Interior Bruto (PIB) en 2024, cuatro décimas por encima de pronósticos anteriores, prevé que España cumplirá el objetivo del 3 por cien del déficit que exigen las reglas fiscales, espera que continúe la reducción de la inflación y “confía” en que siga disminuyendo el   desempleo.


Estas predicciones sitúan el crecimiento del PIB en cabeza entre las principales economías de la UE y al presidente Sánchez le faltó tiempo para sentenciar que “la economía española va como un cohete” y corrobora el acierto de las políticas económicas del Gobierno.


La expresión ingeniosa del presidente, que tiene la habilidad de tomar solo los datos favorables, no refleja la realidad. Otras cifras llevan a concluir que, más allá de la evolución positiva del PIB y de otras magnitudes, la economía española tiene muchas debilidades, algunas estructurales. Ahí van algunos ejemplos.


El PIB per cápita está en el puesto 20 de 26 países de la UE y la convergencia con Europa pierde posiciones; la productividad, que garantiza un crecimiento sostenido, ha disminuido un 7%, y se aleja de los estándares de productividad de la UE, y la producción industrial volvió a caer en marzo. La Deuda Pública subió en el primer trimestre de este año al 109% del PIB, marca el record en 2.613 billones y se aleja del objetivo del Gobierno de reducirla en 2024 y 2025; el Sistema de Pensiones está en situación crítica, se sostiene por las continuas transferencias del Tesoro.


La tasa de paro efectivo está en el 12% –el real supera esa cifra–, es el más elevado de la UE, duplica su media. España también encabeza las cifras de paro juvenil y hablando de los jóvenes, son un 25% más pobres que hace cuatro años, y solo el 26% puede  emanciparse antes de los 30, no pueden comprar una vivienda y el alquiler es ahora prohibitivo para ellos. En 2022, último dato conocido, emigraron 140.000 en busca de oportunidades que aquí se les niegan.  


El bienestar de millones de ciudadanos es decreciente, la pobreza se instaló en cientos de miles de familias, algunas aliviadas con el Ingreso Mínimo Vital que solo llega a 529.000 hogares, lo que indica que hay muchas necesidades.


España también encabeza el mayor gasto público de la historia y la mayor subida de impuestos, recaudación que no sirvió para cambiar el modelo económico que se sustenta en el turismo, en los fondos europeos, la deuda y otros factores que hacen más vulnerable la economía.  


Por estas y más debilidades, España no va como un cohete, no es oro todo lo que reluce con el crecimiento del PIB (en seis países de la zona euro crece más que en España). De modo que moderen la euforia y eviten el autoelogio. Si salen a la calle encontrarán otra realidad y detectarán mucho malestar social, hasta ahora contenido. Afortunadamente. 

La economía no va como un cohete

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