La cesta de la compra

Cada vez que leo un periódico, escucho una emisora de radio o veo la televisión, sin dejar de lado las informaciones que se cuelgan en las redes sociales, siento un pálpito extraño cuando son entrevistadas personas normales y corrientes que con un criterio muy atinado y con problemas económicos en sus bolsillos, hablan de la carestía de la cesta de la compra. En tiempos no tan lejanos encabezar una información con la cesta de la compra significaba que las mujeres y los hombres que a diario acuden a algún centro alimentario para abastecerse, se quejaban de que los precisos estaban siempre en una cuesta muy costosa y subiendo hacía unos lugares imprevisibles.

Ahora la cesta de la compra, que es lo mismo que decir los productos de primera necesidad que son fundamentales en todos los hogares, están alcanzando cotas incontroladas y un alzamiento desmesurado marcado por el IPC haciendo que sean cada vez más las personas que dicen no llegar a final del mes y que muchas de ellas tienen que recurrir a entidades sociales en las que la entrega de alimentos ocupa lugar prioritario en el momento de prestar ayuda al que llama a sus puertas.

La cesta de la compra, que es un barómetro muy exacto del sufrimiento que está teniendo la población en estos momentos tan difíciles y convulsos por los que atravesamos, en el año 2022 se ha encarecido más de un 10% respecto al año anterior, alcanzando una subida espectacular y en verdad incontrolada por los responsables políticos y económicos que tendrían que buscar las fórmulas adecuadas para frenar su ascendente aumento.

De seguir con su rumbo imparable de los últimos meses los responsables de las organizaciones de Consumidores y Usuarios, denuncian que los gastos que se están generando en alimentos y productos necesarios para el funcionamiento de una vivienda producirán un aumento superior a los 500 euros anuales por hogar.

La cesta de la compra

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