El alcalde de Valladolid

He aquí un sanchista de primera hora con probada resistencia a la confiscación de su propia capacidad de juicio. De su libertad, por decirlo de otro modo. “Yo soy alcalde y eso me permite ser un verso suelto e ir más por libre”, explica, mientras despliega el discurso de la transversalidad con aversión a los argumentarios de partido, las frases enlatadas, el coche oficial y la brecha entre personaje y persona que suele adjetivar el ejercicio de la política. “Quienes me conocen saben que detrás del personaje público hay alguien de carne y hueso”, dice.


Con esos supuestos estaba claro que su nombramiento como portavoz de la Ejecutiva Federal del PSOE iba a resultar fallido. No por la duración en el cargo, que no fue precisamente breve (más de cuatro años, entre junio de 2017 y octubre de 2021), sino por su condición de objetor a ciertas políticas de su jefe (no a todas, conviene precisar), a partir del salto de Sánchez a la Moncloa (junio 2018). Por ejemplo, el acercamiento a las amistades peligrosas que sirvió a este para consolidarse en la Moncloa tras las últimas elecciones generales (noviembre 2019).


“El mayor problema que veo en el PSOE nacional es que gobierne con Unidas Podemos”, dice Oscar Puente. Y lo dice al final de la Legislatura, cuando bracea en campaña para sobreponerse en votos a una eventual alianza PP-Vox que, al igual que ocurre en el gobierno de la Junta de Castilla y León, lo desplace de esta alcaldía castellana en las elecciones del 28 de mayo. Para evitarlo, se apoya en esa peculiar alianza llamada “Valladolid toma la palabra”, donde Podemos es un componente más junto a Izquierda Unida y los ecologistas.


Cierto, pero el alcalde ya ha proclamado la condición “yolandista” de esa alianza, confiesa que “la mayor parte de mis amigos son de derechas” y que la parte podemita del Gobierno de Sánchez le parece “folclórica” (griterío y teatralización), recuerda que en su día recomendó sin éxito la abstención del PSOE en la investidura de Fernández Mañueco para evitar la entrada de Vox en la Junta y -atención, porque aquí viene lo significativo- que por la calle la paran para decirle que le votarán a pesar de Sánchez.


Véase como el peculiar Oscar Puente (“No creo en la Comunidad de Castilla y León”) se suma al clarinazo nacional del PP contra el sanchismo. Dicho sea, como reseña, no como opinión del comentarista. Mal que le pese, es una forma de inscribirse en la ofensiva de Feijóo contra el sanchismo. O de identificarse con los votantes socialistas que quieren que se vaya Sánchez y vuelva el PSOE.


En cualquier caso, el guiño antisanchista al votante del PSOE es evidente. Hasta el punto de que al candidato del PP a la alcaldía de Valladolid, Jesús Julio Carnero, le ha faltado tiempo para proclamar públicamente que “quien vota a Oscar Puente está votando a Pedro Sánchez”. 

El alcalde de Valladolid

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