Después de que las conversaciones en Turquía no hayan logrado un alto el fuego y subrayado las divergencias entre las posturas de Kiev y Moscú, Ucrania se prepara para un verano de combates y esfuerzos diplomáticos encaminados a superar la doble presión de Estados Unidos y Rusia.
El resultado de las conversaciones de Estambul no ha sido una sorpresa para los dirigentes y analistas ucranianos, ya que las exigencias comunicadas por Moscú, incluida la retirada de las tropas de las regiones parcialmente ocupadas, permanecen inalteradas e "inaceptables" para Kiev.
Con una Rusia convencida de su ventaja en el campo de batalla, se espera que ambas partes entablen un diálogo incómodo, directa o indirectamente, al que probablemente seguirán algunos pasos simbólicos dirigidos a Washington, como ha sucedido con el intercambio de prisioneros de guerra acordado en la ciudad turca.
El principal objetivo de Kiev ha sido evitar ser señalado como el principal obstáculo para la paz por el presidente estadounidense, Donald Trump, que ha estado presionando para poner fin rápidamente a la guerra.
"Trump quiere una rápida victoria diplomática para sí mismo, que sólo podría llegar a expensas de Ucrania", dijo a EFE Oleksandr Merezhko, jefe de la Comisión de Asuntos Exteriores del Parlamento ucraniano.
"Es nuestra tarea no dejar que esto ocurra, lo que significa que tenemos que actuar de forma cooperativa, al tiempo que protegemos nuestros intereses fundamentales, para evitar que Trump actúe contra nosotros", subrayó.
Kiev espera que EE.UU. haga finalmente lo correcto -y mantenga su compromiso con Ucrania- después de probar todas las demás opciones.
Como mínimo, Ucrania espera evitar la ira de Trump y ganar más tiempo para ella y sus socios europeos para fortalecerse y debilitar a Rusia a través de más sanciones.
Mientras tanto, Moscú pretende "simular negociaciones" para evitar sanciones más fuertes de Washington, están seguros altos funcionarios y analistas ucranianos.
El Kremlin cree que aún puede avanzar en el campo de batalla, a pesar de que sus avances se ralentizan.
A pesar de la firme resistencia ucraniana, aún puede confiar en la ventaja numérica y utilizar la densa vegetación del verano para dificultar a las tropas ucranianas defenderse de los constantes ataques de infantería.
Rusia parece dispuesta a ignorar las pérdidas -estimadas por Kiev en entre 35.000 y 45.000 soldados muertos o heridos al mes- siempre que el número de nuevos soldados que reclute sea mayor, según analistas militares.
A su vez, los suministros de artillería por parte de Corea del Norte y el acceso a tecnologías militares a través de China le hacen ser optimista sobre sus posibilidades de poder durar más en el campo de batalla que el compromiso de los socios occidentales con Ucrania.
Al mismo tiempo, Rusia intenta aumentar la presión sobre Kiev mediante el uso de drones Shahed de diseño iraní, cada vez más capaces de eludir las defensas aéreas, en ataques contra ciudades ucranianas.
Si Rusia no logra un avance este verano y las condiciones en el campo de batalla se vuelven menos favorables en otoño, podría llegar a contemplar un alto el fuego, con el fin de recuperarse, señalan los analistas ucranianos.
Sin embargo, su objetivo principal, subyugar completamente a Ucrania por medios políticos y militares, permanecería inalterado.
Aunque Ucrania y su ejército, agotados por años de lucha en condiciones desfavorables, se enfrentan a una serie de retos, el fracaso de las conversaciones en Turquía para acercar la paz cambia poco su estrategia.
La inmensa mayoría de los ucranianos sigue dispuesta a encontrar una solución negociada, pero rechaza reconocer la autoridad rusa sobre los territorios ocupados y aceptar sus otras exigencias.
Ceder a los ultimátum rusos a cambio de un posible alto el fuego se vería ampliamente como una capitulación que sólo ofrecería un respiro temporal a Ucrania a costa de su futuro y supervivencia como país.
Sin una solución que contenga la amenaza rusa a largo plazo, es improbable que millones de ucranianos desplazados regresen y aún más podrían huir, advierten los analistas.
Mientras espera mantener al menos cierto apoyo de Trump, Ucrania sigue trabajando para reforzar su ejército y su industria de defensa. Para ello, depende tanto de la innovación nacional como de la inversión de sus socios europeos.