Un estudio defiende el valor nutritivo de algunos insectos

Un estudio defiende el valor nutritivo de algunos insectos
SDT01. HATAY (TURQUÍA), 28/05/2019.- Fotografía fechada el 16 de mayo de 2019, que muestra gusanos de seda, en un centro de cría local en Hatay (Turquía). La temporada anual de reproducción del gusano de seda en Turqu&ia

onsumir saltamontes o gusanos de seda tiene un valor nutritivo similar al del consumo de zumo de naranja o aceite de oliva, según un estudio divulgado ayer sobre el nivel de antioxidantes presentes en insectos y arácnidos, elaborado por un grupo de científicos de la universidad italiana de Teramo.

“Los insectos comestibles son una excelente fuente de proteínas, ácidos grasos poliinsaturados, minerales, vitaminas y fibra”, explicó en declaraciones a la revista especializada Frontiers in Nutrition el profesor Mauro Serafini, que es el investigador principal del estudio y también profesor de Nutrición Humana de la Universidad de Teramo.

De acuerdo con el científico, la aportación de su investigación es que “hasta ahora” nadie había comparado “en términos de aportación de antioxidantes” el valor nutritivo de este tipo de seres vivos con el de otros alimentos más “clásicos”, como el aceite de oliva o el zumo de naranja.

Para la elaboración del estudio, el equipo de investigadores ha testado una serie de insectos y animales invertebrados considerados comestibles, en los que analizaron sus niveles moleculares, tanto en lo que se refiere a contenido como a actividad.

“Para tener una perspectiva, usando los mismos parámetros sobre la capacidad de antioxidantes, realizamos pruebas en el zumo de naranja fresco y el aceite de oliva, dos alimentos habituales cuyo efecto antioxidante en los humanos es de sobra conocido”, explicó el profesor en las declaraciones concedidas a la revista especializada.

El análisis hecho con restos de animales secos diluidos en agua arrojó datos sobre los valores nutritivos que ofrecen los insectos. Por ejemplo, se descubrió que un saltamontes aporta 559 kilocalorías por cada 100 gramos. Mientras, un gusano de seda aporta 487 kilocalorías también por cada 100 gramos; una tarántula ,450; y una hormiga negra, 329.

El profesor Mauro Serafini, que tildó los resultados de la investigación como “prometedores”, no obstante reconoce que es necesario profundizar en este estudio para aclarar cuál es el impacto real de este tipo de molécula en los seres humanos.

“En un futuro podríamos adaptar nuestros regímenes alimentarios al consumo de insectos para aumentar el nivel de contenido de antioxidantes”, concluyó el científico, cuyo propósito es encontrar vías para reducir la huella medioambiental del ser humano.

Un estudio defiende el valor nutritivo de algunos insectos

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