Un restaurante de Barcelona ofrece a sus clientes un espacio para echar una siesta

Un restaurante de Barcelona ofrece a sus clientes un espacio para echar una siesta
Logo de The Lobster Roll Barcelona. I INTAGRAM LOBSTER ROLL

Quién no ha pensado en poder echarse una siesta o al menos cerrar los ojos y descansar tras una buena comida en un restaurante. Pues eso es lo que ofrece Lobster Roll Barcelona a sus clientes, para quienes ha habilitado unas íntimas literas en las que poder quedarse traspuesto sin pudor a miradas ajenas.

Si un comensal se decide, tras disfrutar de un roll de marisco, el plato estrella de la casa (entre 8 y 12 euros), se le ofrece a cambio la posibilidad de una hora de descanso en uno de estos cubículos acolchados y de uso estrictamente individual, "no es compartible, bajo ningún concepto", explica a EFE Xiaoyong Chi, encargado de este curioso local.

Lobster Roll Barcelona (Muntaner, 22) abrió sus puertas el pasado junio, y junto a las preceptivas mesas y sillas del restaurante se encuentra el "Nappuccino Corner" con estos espacios de descanso, que ofrecen además alguna comodidad extra (los necesarios enchufes, una lamparita...).

Cuando los responsables del restaurante lo alquilaron, el local ya contaba con estos cubículos que inicialmente habían formado parte de una idea similar, un café donde poder descansar, y que sus promotores han convertido en esta minifranquicia (el "Nappuccino Corner") que tiene su
primera experiencia como tal en el Lobster Roll barcelonés.

"Lo pudimos aprovechar. Con los propietarios de Nappuccino nos llevamos muy bien y hemos hecho con ellos la primera franquicia en España, somos los primeros. Los turistas lo suelen aprovechar mucho para descansar", comenta.

Aunque el "contrato" es por una hora, si no hay mucha gente en el local, al cliente se le permite una pequeña prórroga de "quince minutos o media hora más, dependiendo de la gente y de la cola porque esto está hecho para compartir, que lo pueda disfrutar todo el mundo, no queremos que alguien abuse y se quede todo el rato dentro y, sobre todo, no son paracitas, es de uso individual absoluto", vuelve a recalcar Chi.

El encargado señala que a los extranjeros un concepto tan español como el de la "siesta" les resulta curioso y por eso "cuando un turista que lleva todo el día caminando por Barcelona, llega aquí con hambre, quiere
comer algo, pero además puede descansar una hora, lo agradece mucho".

Desde su apertura, y tras la normal curiosidad inicial, ya cuentan con algunos clientes que lo han cogido como costumbre, entre ellos trabajadores de oficinas cercanas, sobre todo, los que viven fuera de Barcelona y han de madrugar para ir a la oficina, que comen aquí y luego, antes de retomar la jornada, se echan un rato para desconectar.

En cuanto a la comida, que al fin y al cabo es lo que cuenta cuando uno va a un restaurante, el Lobster Roll ofrece unas especialidades netamente norteamericanas, unos bocadillos de "marisco (bogavante, cangrejo, gambas) con un pan francés totalmente casero, un plato muy típico en la costa de EE.UU.", comenta el encargado, que remarca que este establecimiento es también el único que lo ofrece en la capital catalana.

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