Primera crisis seria en el Depor

Primera crisis seria en el Depor
Solo la afición estuvo a la altura ante el Racing de Santander | patricia g. fraga

El fútbol es un estado de ánimo y no tiene memoria. Dos tópicos que cobran sentido en la primera crisis seria de la temporada para el Deportivo de Borja Jiménez, un equipo que se las prometía felices pero que lleva tres derrotas seguidas, dos accidentes en los que mereció mejor suerte de la que corrió y un traspié, el del Racing de Santander, que no tiene excusa.


El Deportivo no estuvo a la altura de lo que requería un duelo de alto voltaje entre los dos primeros clasificados de Primera RFEF, dos históricos del fútbol profesional que bajaron juntos hace un par de temporadas y que ahora pelean por subir, a poder ser, como primeros clasificados, de manera directa.


Los blanquiazules han emborronado el currículo casi inmaculado que llevaban. “Somos los mismos que llevaban trece partidos sin perder”. Ese es el pensamiento en el grupo que entrena Borja Jiménez. Pero ni en el área contraria ni en la propia parece que sea el mismo Depor que llevaba paso firme hacia Segunda División antes de que los cántabros pidieran aplazar el partido de Riazor por dos casos de Coronavirus, la Federación se lo concediera y el conjunto blanquiazul cortara su progresión, esa inercia ganadora en la que estaba, por más que algunas victorias llegaran a última hora como las de León o Zamora.


Ese fue el último partido con la portería a cero. Mackay ha encajado en los tres últimos encuentros. Primero le batió, por partida doble, el Real Unión de Irún, dos goles que llegaron en contragolpes; después, le marcó uno la SD Logroñés, un tanto que llegó en una acción de estrategia mal defendida. Y el miércoles, el Racing de Santander aprovechó los desajustes de la retaguardia tras una pérdida de balón. El disparo de Íñigo pasó entre las piernas de Jaime, que tocó lo justo para modificar la trayectoria y Mackay tampoco estuvo fino. Se lo encontró, despejó y lo metió en su propia portería.


El Deportivo no había iniciado mal el partido, pero pronto se jugó a lo que el Racing quería. Los cántabros tiraron de organización, jugaron con el crono, manejaron el tempo del partido, y después supieron también hacer teatro y conservar la renta. En ese partido, con el marcador en contra, el Depor fue un manejo de nervios, precipitación y poca claridad. Aun así pudo empatar con un disparo al poster de William.


Las miradas también apuntan al banquillo, a Borja Jiménez. Por varios motivos. El Depor está sufriendo a balón parado en las últimas jornadas y ante el Racing pudo volver a encajar en un par de saques de esquina en los primeros minutos de partido. Además, suele tardar en hacer cambios. Ante el Racing, por ejemplo, no lo hizo hasta avanzada la segunda parte a pesar de que ya en la primera parte el equipo dejaba señales de que necesitaba un giro.


En el Deportivo le ha ido todo de cara hasta ahora y debe demostrar que también se maneja en la tormenta. Son días de dudas, pero el equipo y el cuerpo técnico solo tienen que recuperar lo que les llevó a superar el primer bache y regresar al frente de la tabla. Demostraron sobradamente que hay argumentos para aspirar al ascenso directo por más que en este momento no estén saliendo las cosas.

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