Los vecinos de O Castrillón denuncian el consumo de heroína en el parque de Oza y en unas ruinas

Los vecinos de  O Castrillón denuncian el consumo de heroína en el parque de Oza  y en unas ruinas
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Los vecinos de la O Castrillón sufren desde hace años las consecuencias de tener en su barrio un punto de trapicheo y de consumo de heroína lleno de jeringuillas. El descampado situado entre las calles de Antonio Ríos y Casanova de Eirís alberga unas ruinas pobladas por toxicómanos, clientes de un punto de venta cercano a la parroquia de Santa María de Oza. Los toxicómanos se refugian en esa ruinas y tras los muros del cercano parque de Oza para inyectarse la droga. Las quejas vecinales son constantes, y llevan esperando una reunión con Urbanismo desde septiembre.  

Los usuarios de parque suelen encontrarse rincones con jeringuillas cuando caminan por sus senderos, igual que desde sus ventanas, contemplan movimientos sospechosos en las ruinas, que de un tiempo a esta parte están habitadas de forma continua por lo menos por un toxicómano. El propio presidente de la asociación del barrio, O Castrillón-Urbanización Soto IAR, Ramiro Otero, reconoció que “é un tema reiterativo, é unha zona de trapicheo e tamén de consumo. As autoridades non ofreceron ingunha solución”.

Es cierto, matiza, que las patrullas policiales aumentan por la zona cuando ellos se quejan a la Jefatura Superior, pero eso dista mucho de acabar con el tráfico de drogas. Lo que quieren, realmente, es la demolición de las ruinas que ofrecen refugio a los toxicómanos. Eso tampoco acabaría con el trapicheo, pero limitaría el consumo a la zona del parque de Oza, más expuesta. “Esas casas abandonadas deberían ser demolidas pola xunta de compensación”, explica Otero. 

Propiedad privada
Y es que toda esa zona está pendiente de edificación por una entidad privada, que tiene que urbanizar la zona. Sin embargo, la crisis inmobiliaria paralizó los planes de expansión y el panorama quedó como está actualmente. Y como no hay una solución a la vista, el barrio quiere que se derriben las casas que consideran conflictivas.

No es una reivindicación nueva: los vecinos llevan más de diez años exigiendo la demolición sin que por ahora hayan conseguido que se adopten medidas. Existen precedentes de inmuebles en condiciones lamentables, que han acabado transformándose en puntos de narcotráfico. El ejemplo más claro es el de las viviendas de San José, cuyos propietarios nunca han podido conseguir que el clan gitano que lo habita lo abandone, pero después de un incendio el año pasado ha quedado muy dañado y ahora espera su derribo definitivo, con lo que ese punto de drogas desaparecerá.

 Al otro lado de la frontera municipal, en Meicende, el ayuntamiento de Arteixo llevó a cabo el derribo de otro punto de venta droga, As Eiras, como la solución definitiva de este problema, y la zona pudo por fin recuperar la tranquilidad. Queda por ver cuándo se ejecutará esta medida en O Castrillón.

En septiembre, se pusieron en contacto con el concejal de Urbanismo, Juan Díaz Villoslada, para solicitar una reunión en la que se debatiese la situación del barrio desde un punto de vista urbanístico. Villoslada accedió, pero la reunión no llegó a materializarse. Pero hay que recordar que ese solar y todo lo que contiene sigue siendo propiedad privada, así que el Ayuntamiento no puede intervenir directamente. No, por lo menos, sin seguir un complicado procedimiento administrativo que incluye varios avisos. 

“Temos queixas continuas da xente, pero levamos tempo con eso”, asegura Otero. Por otro lado,  nunca se ha registrado ningún suceso grave, “pero en calquer momento o haberá. Xa houbo un conato de incendio”. Aquello fue en julio del año pasado, y bastaron apenas cinco minutos para que los bomberos extinguieran las llamas. Pero son los vecinos los que se sienten quemados.

Los vecinos de O Castrillón denuncian el consumo de heroína en el parque de Oza y en unas ruinas

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