La última vez que Alberto Zedda agarró la batuta en la ciudad sonó la primera sinfonía de Anton Bruckner, difícil de conseguir, explicaba, a no ser que los músicos acumulen muchas horas frente a la partitura.
El director y máximo defensor del legado de Rossini fallecía ayer a los 89 años, un mes después de ponerse al frente de “La Cenicienta” y con la satisfacción de haber creado muchas preguntas que era para él, la finalidad de la música. A veces, decía, no tienen respuesta. Eso es lo de menos. Zedda afirmaba el año pasado que A Coruña era como una casa, que le daba refugio en su peregrinar por el mundo. De sus sesiones con la Joven de la Sinfónica, el italiano salía con los ojos brillosos porque el grupo era bueno y explicaba que eso solo era el efecto de tener “una orquesta de primera”, que escuchan y de la que toman recortes para crecer”.
El director de la Academia Rossiniana de Pésaro señalaba que solo con mucha veteranía a las espaldas, se puede lograr que una batuta hable de una manera menos musical y sí más humana. Más educativa.
En este sentido, confesaba que su papel era el de abrir puertas, algo que hizo toda la vida. Para el maestro, la música era grande porque no solo se toca, también se comprende y las notas resuelven problemas: “Te dejan intuir cosas a las que la razón no llega”. Es una cuestión de amor, decía, “te da si tú le das” y en ese aspecto, creía que haberla descubierto tarde le permitió conectar antes: “Fue una elección libre”. Zedda no dejó de descubrir músicas nuevas, bandas sonoras que se llevó en el bolsillo en su camino y que le permitieron estar en continua formación hasta el final.
rossini
Su última actuación fue en febrero. Dirigió “La Cenicienta”, de su admirado Rossini, en el bicentenario de esta obra. Los entendidos dicen que la obra del compositor no podía entenderse igual si las aportaciones de Zedda. Y es que junto con Philip Gosset, es autor de la edición crítica completa de las óperas de Rossini. Discípulo de Antonino Votto y Carlo Maria Giulini, debutó en Milán en 1956 con El barbero de Sevilla.
Su vínculo con la ciudad fue como director de orquesta e impulsor del Festival Mozart y después del Festival de la Ópera, en el que impartió cursos de interpretación hasta el año pasado.