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domingo | 29 junio | 2025
No por manido y sobado deja de ser apropiado el ‘nunca es tarde si la dicha es buena’. Al menos para los vecinos del núcleo bergondés de Pedras Blancas que ven como, tras años y años de reclamaciones, se aleja una de sus pesadillas: temer por su integridad física cuando se atreven a pisar el firme de la AC-214.
El Gobierno local, que preside Alejandra Pérez Máquez, inició esta semana las obras de construcción de una senda peatonal, que enlazará la ya existente acera de la urbanización de Baldomir, en Guísamo, con la parroquia cambresa de Cecebre.
Se trata, según se desprende del proyecto que el Ayuntamiento sacó a contratación por más de 324.000 euros, de una infraestructura peatonal doble de 475 y 375 metros de longitud, respectivamente, que se completa con la instalación de varios servicios, entre ellos las tuberías de la red de abastecimiento de agua.
La acera tendrá una anchura de 1,80 metros y además de la red de saneamiento se ejecutará la red de pluviales y el alumbrado público. La obra se incluye en un plan de la Diputación que cofinancia el proyecto.
Según fuentes municipales, el objetivo es incrementar la seguridad vial de una zona que cada vez tiene mayor tráfico rodado, creando un recorrido seguro que dé continuidad a los actuales tramos de acera y los conecte con la parada de autobús.
El Ayuntamiento también destaca que esta carretera de la red autonómica se ubica entre dos puntos importantes de confluencia del tráfico: la vía nacional N-VI, que vertebra el núcleo de Sobreigrexa con el municipio de Cambre, y enlaza dos polígonos industriales como el de Bergondo y el de Espíritu Santo.
Precisamente, cabe recordar que, en su momento, la mandataria local bergondesa solicitó a la Xunta que se llevasen a cabo obras para eliminar en lo posible las curvas que jalonan el tramo afectado por los trabajos de construcción de esta nueva senda peatonal.
Sin embargo, el inicio de la mejora hace presagiar que continuará siendo un tramo de trazado serpenteante por el que los automovilistas se ven obligados a aminorar la velocidad ante el riesgo de una salida de vía y sus imprevisibles consecuencias.
No obstante, los usuarios de esta vía, sean conductores o peatones, en algo mejorarán en lo que a seguridad personal se refiere una vez que concluya la construcción de la acera.
