Los secretos del Liceo Recreativo de Betanzos, del mármol y el mimbre al tablero de mahjong

Dominó la actividad cultural de la ciudad durante más de cien años y ahora, cincuenta después de su cierre, se conocen sus claves
Los secretos del Liceo Recreativo de Betanzos, del mármol y el mimbre al tablero de mahjong
Baile celebrado el Domingo de Piñata de 1931

Andrea Riveira (Betanzos, 2000) abrió este semana las Conferencias del Anuario Brigantino 2024 con una amena exposición sobre el Liceo Recreativo de Betanzos. Una institución que entre 1861 y 1973 ‘controló’ la actividad cultural de la comarca, ‘asesoró’ su economía y amparó sus administraciones, convertida en una suerte de autoridad que, con más o menos acierto, supo imponer su criterio durante más de 110 años, desde los 80 del cambiante XIX hasta su extinción en el XX, que coincidió con los últimos coletazos de la Dictadura de Franco. 

 

Casi siempre –el colapso de la estructura en 1948 los obligaría a mudarse unos meses al antiguo convento dominico– en el enigmático Edificio Archivo, construido para albergar títulos y registros del Reino de Galicia, pero nunca empleado con ese uso, por lo que son muchos los que en la actualidad se refieren a él como el Liceo.


Graduada en Historia del Arte por la Universidad de Santiago y master en Museos, Archivos y Bibliotecas de la UDC, la conferenciante se interesó por la historia de esta sociedad recreativa durante sus prácticas en el Complexo Cultural Santo Domingo-Vicente de la Fuente García. “Tenía claro que quería hacer mi Trabajo Fin de Master –TFM– sobre algo de historia local y decidí hacer mis prácticas aquí, en casa, y no ir a ningún otro archivo o biblioteca”, explica Riveira. 

Baile en los salones del Liceo Recreativo de Betanzos en los au00f1os 30
Baile en los salones del Liceo Recreativo de Betanzos en los años 30

En su elección contó con la orientación de Ángel Arcay, el responsable de BAM (Biblioteca, Archivo y Museo) Betanzos. “Él me puso sobre la pista, pues son varios los fondos privados con los que se cuenta y que hasta ahora no se habían analizado con detalle, así que decidí investigar y contribuir a su puesta en valor”, continúa la historiadora, que pudo completar su estudio con aportaciones ciudadanas, algunas canalizadas a través de acciones organizadas desde Santo Domingo. “Tenemos la suerte –señala– que algunos vecinos conservan fotografías en sus casas de aquellos eventos del Liceo Recreativo de Betanzos”.


Durante su investigación, examinando actas, cuentas y otras anotaciones, encontró curiosidades como la compra de un mahjong, un juego de mesa de tradición oriental que adquirieron en 1950. “Me sorprendió que unos señores de mediados del siglo XX de Betanzos encargaran un tablero de mahjong, pero también que tuvieran un pianista contratado para amenizarles las veladas durante la semana”, comenta Riveira.

 

Como estas, “otras muchas excentricidades” características de su evolución, a las que se une su condición de sociedad exclusivamente masculina “salvo alguna época” en que se admitían mujeres, pero de manera restringida “porque no tenían los mismos derechos que un socio”, indica la investigadora, que asegura que esta cuestión es una de las que “tenemos que seguir indagando para aclarar qué es eso de derechos restringidos”  en el uso del Liceo de Betanzos.  


Para Riveira, el perfil del socio de la institución era “un hombre de rango social alto, de poder adquisitivo medio-alto, bien considerado socialmente y con tiempo libre” para acudir a los incontables eventos que se organizan, que varían según la época, desde conciertos de zarzuela a teatro pasando por exposiciones y las actividades en la sala de juegos, donde cuenta con billares y juegos de mesa, especialmente el dominó, el ajedrez o los naipes, a  los que se suma el ambigú –de explotación privada a modo de concesión, de acuerdo con las memorias– y los célebres bailes del Liceo Recreativo de Betanzos, de los que también son asiduas las elites de A Coruña y de Ferrol. “Las cuotas eran la principal vía de financiación, pero también estos bailes, porque los socios y sus acompañantes no pagan entrada, pero los que no son socios, sí”, continúa Andrea Riveira.


Uno de los episodios destacados es la visita de Emilia Pardo Bazán, que acude a una exposición homenaje al pintor José Seijo Rubio. “Entonces, ante el entusiasmo que causa la escritora, proponen hacerla socia de honor”, detalla la investigadora, que incide en que ser socio de la institución “era una manera de hacer contactos, no solo en la ciudad sino en otras similares, con cuyas sociedades establecen  relaciones institucionales, como  consta que ocurría con Ferrol”.

LICEO RECREATIVO BETANZOS en el Edificio Archivo
Edificio Archivo

Interiores

Respecto al maravilloso interior del inmueble, colmado de mármoles, estucos y maderas nobles, solo se conserva la escalinata central, diseñada por Rafael González Villar, y en las imágenes existentes apenas se aprecia “por la enorme concurrencia” y, aunque los archivos sí apuntan a “sillones isabelinos o lámparas doradas o sillones de mimbre”, se desconoce su apariencia, “algo que nos traía da cabeza” y “por desgracia no sabemos exactamente cómo era”, si bien “intuimos cómo era la escalera posterior, que conectaba ambas plantas, diseñada también por Villar”.


Del derrumbe del Día de Reyes de 1948, horas antes de uno de sus grandes bailes, también dio cuenta Riveira en su exposición a través de varias imágenes que, como otras muchas, se incorporarán a la muestra que está preparando en el Museo das Mariñas, que tratará de recrear el ambiente de la institución, con sus mesas de ajedrez, de lo poco que se pudo recuperar de aquel Liceo de sillones de mimbre. 

Los secretos del Liceo Recreativo de Betanzos, del mármol y el mimbre al tablero de mahjong

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