ES mucho más complicado de lo que suena, pero la idea es poder enchufar los barcos a la red pública y, de esta forma, apagar sus generadores, ahorrar un buen puñado de euros en combustible y sacar del aire que respiramos un montón de toneladas de CO2. En esas andan en la sede ferrolana de la firma neerlandesa Royal Rools Andrés José López y Rafael Rodríguez ­-obviamente- no son de los Países Bajos. Pero van por el camino de que los ferrolanos les debamos salud. Con esta tecnología cada buque se acabará ahorrando 1,5 toneladas de combustible al día. Merece la pena.