El entrenador del Arosa no ha dejado pasar ni un día para responder a todas las críticas de las que fue objeto durante una asamblea de socios que mostró una división inédita en los últimos años ante la marcha de Julio Rey, un jugador querido de la cantera, y su continuidad. Luisito se rodeó del presidente, su cuerpo técnico y un jugador, vaya papelón, para contar su versión acerca del enfrentamiento con Julio Rey. Perjuró que no le faltó al respeto, aunque admitió que le pone motes a los futbolistas, algo que por muy simpático que le pueda parecer a él o a algunos como él, puede que no lo sea tanto para otros y no les haga ni pizca de gracia. Prometió un equipo campeón. Y eso es lo que le queda porque cada partido será un plebiscito del que tendrá que salir ganador. El verde dirá y la afición será soberana.