Como cortina de humo, una crisis diplomática –más o menos inflada de forma artificial– con Argentina y el reconocimiento del Estado palestino es una propuesta bastante acertada. Pero cuando toda la clase política –y buena parte del país– esperaba las explicaciones de Sánchez sobre las actividades de su mujer, que no hubiese más alusión al asunto que una encendida proclamación del archivo del caso es una decepción que solo podría superarse si la intención de Feijóo de hacer que el presidente comparezca en el Senado acabase con éste declarando algo más que el profundo amor por su esposa y la repugnancia por la máquina del fango de la que se erige en víctima. Habrá que esperar a después de las europeas para saberlo.