El acusado del caso de Oza-Cesuras niega la autoría del asesinato y señala a un cómplice desconocido

El acusado del caso de Oza-Cesuras niega la autoría del asesinato y señala a un cómplice desconocido
El acusado, durante el juicio | Cabalar

El acusado de disparar mortalmente a una mujer de 33 años en su vivienda de Oza-Cesuras en enero de 2021 testificó ayer en la Audiencia Provincial. Siguiendo la línea de su abogado defensor, negó ser el autor del crimen, que achacó a un cómplice. También negó que actuase por venganza, sino solo con afán de robar. Durante la vista, el procesado ha asegurado que por este motivo conoció a la fallecida. También ha justificado su presencia en la vivienda de ella con otra persona –según su relato, un implicado al que no denunció tras su detención por miedo– para robar porque pensaba que no había nadie en el domicilio y creía que había cosas de valor para “vender rápido”.


Su relató fue el siguiente: reconoció que es toxicómano, y aquel   día se había desplazado hasta Meicende a por drogas. Allí se encontró a su supuesto cómplice, un conocido de nacionalidad portuguesa llamado Paolo (la Guardia Civil no ha podido identificarlo). El acusado asegura que le inspiraba miedo por lo que le pudiera pasar a su familia. El tal Paolo le dijo que no tenía dinero, por lo que propuso ir a robar.
 

El acusado reconoce que propuso a Paolo actuar en la vivienda de la víctima: “Porque estaba vacía. Sabía que no había nadie, que no había moradores” porque “imaginaba” los horarios de trabajo de la mujer. De camino a ese domicilio, siempre de acuerdo a su relato, pararon a comprar unos grilletes por si aparecía alguien durante el robo y luego consumieron drogas varias veces.


Se le ocurrió ponerse un chaleco reflectante, porque es lo que se usa para “pasear en las aldeas” y entendía que llamaría menos la atención En la vivienda no había luz, pero al llegar a la puerta se encontraron con la víctima, a la que empezó a perseguir su compañero mientras ella “gritaba ayuda o socorro” y el acusado le dijo: “Cállate, no sigas gritando”, pero empezó a correr. “Mi reacción fue saltar la valla (y empezar una persecución) para que no avisara a la Policía”, explicó en la sala. 


A la carrera 

La carrera que empezó fuera de la vivienda –donde “si quisiera hacerle daño” ya la tenía cerca como para dispararle, alegó en su defensa– y continuó en el interior, escaleras arriba hasta llegar al tejado de un garaje, al que accedieron por una ventana, donde el acusado ha dicho que la perdió de vista. “Salté al borde del tejado y la vi tirada y con el brazo extendido, pero antes escuché un petardazo”, ha asegurado.
 

Entonces tanto él como su compañero fueron a una zona de matorrales donde el otro le pidió que le sujetase la pistola mientras se quitaba una sudadera y se la daba -lo que daría una explicación al hecho de que el arma tenga su ADN y haya fibras de la ropa en la víctima–. “Me dijo: espera aquí y cuando pase toda la cosa esta vengo a por ti”, ha dicho sobre la última vez que lo vio, pues instantes más tarde lo encontró la Guardia Civil. 
 

El fiscal niega que hubiera otra persona y el móvil del robo que sostiene la defensa, y pide 25 años por un delito de asesinato y tres por tenencia ilícita de armas. Sostiene que el móvil del allanamiento y la posterior muerte fue “un fuerte ánimo de venganza por  motivos laborales, cuyo germen es una relación personal entre la mujer del acusado y el marido de la víctima” l

El acusado del caso de Oza-Cesuras niega la autoría del asesinato y señala a un cómplice desconocido

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