Los vecinos critican la tala de árboles por la ampliación de Alfonso Molina

Una nave abandonada cae bajo los golpes de la pala al otro lado de la avenida
Los vecinos critican la tala de árboles por la ampliación de Alfonso Molina
La nave abandonada, de doscientos metros cuadrados, en su fase final de demolición / Mónica Arcay

Las obras de Alfonso Molina han comenzado, después de mucho retraso, y ya han empezado a escucharse las primeras quejas de los que vecinos que viven a la orilla del principal acceso de la ciudad. La ampliación de la AC-11 ha obligado a talar y derribar los plátanos que daban sombra a la vía, y que para muchos “habían estado allí toda la vida”. Mucho más de lo que habían esperado por las obras.  


Los últimos árboles derribados se retiraron la semana pasada y no son más que una parte de los trabajos previos, que incluye el derribe de las viejas naves que se encuentran en sentido entrada, pasada la Fábrica de Armas, justo antes de Xuxán (el antiguo Parque Ofimático). Ayer la pala excavadora seguía empleándose con saña contra la vieja construcción, pero nadie va a echar de menos esos viejos muros cubiertos de grafitis, mientras que por los árboles sí. 
 

En esto están unidos los vecinos separados por Alfonso Molina. Tanto los de Castro de Elviña, como los del sector 7, allá abajo, en Someso. En un esfuerzo por salvarlos, pegaron un cartel en uno de ellos: “Son árbores. Son moito máis que leña e madeira. Son equilibrio, sombra, mel, froito, osíxeno. Son vida”. Un alegato que, por muy apasionado que sea, es poco probable que detenga a los obreros de Copisa, la empresa adjudicataria. La reforma se está llevando a cabo después de 25 años de espera y cuesta 8,3 millones de euros. Una vez se haya derribado la nave, de 200 metros cuadrados, seguirá adelante preparando el terreno para ensanchar la avenida en ese punto. No hará falta derribar más construcciones, aunque sí arrancar más vegetación. 
 

En realidad, se contrató a otra empresa, Demoliciones Coruña, para este trabajo auxiliar. Copisa se encargará de la ampliación en sí, que tardará dos años en estar concluida. Es decir, a finales de 2026. Mientras tanto, no solo los vecinos, sino también los conductores tendrán que acostumbrarse a las molestias. Las conexiones a Matogrande, por ejemplo, también se verán afectadas pero cuando esté finalizada, incluirá zonas verdes.

Los vecinos critican la tala de árboles por la ampliación de Alfonso Molina

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