15º-16º
jueves | 16 mayo | 2024
Hay quien parte de Roncesvalles, otros se van al sur de España, otros empiezan en el límite con Galicia, otros inician en A Coruña... pero hay quien escoge lugares más al sur, entre glaciares, pingüinos e icebergs.
El abogado coruñés Ricardo Pardo finalizó el pasado domingo su Camino de Santiago particular, que comenzó desde un punto cercano a Prospect Point, en la Antártida, uno de los puntos más al sur desde el que se sepa que alguien ha empezado una ruta xacobea.
Pardo selló, a bordo de un buque oceanográfico, su compostela, a unos 15.000 kilómetros de distancia de los restos del Apóstol. En total, invirtió un mes, partió de A Coruña a Madrid, donde voló a Buenos Aires para ir hasta Ushuaia, donde embarcó en el buque con el mismo nombre hasta Prospect Point, bajando toda la península antártica. A la vuelta, volvió hacia Ushuaia, pasando por Isla Decepción (donde se encuentra la base Gabriel de Castilla del Ejército). En Ushuaia hizo un recorrido de 30 kilómetros entre las tres iglesias católicas, mientras que en Buenos Aires hizo otro recorrido de longitud similar desde la Iglesia de Santiago hasta el cruceiro del Camino Antártico, acompañado de la presidenta de la Asociación de Amigos del Camino de Santiago de Buenos Aires. El último tramo, “como buen coruñés”, fue el Camino Inglés, que remató el domingo.
Pardo apunta que lo vivido en el entorno antártico es difícilmente descriptible, ya que se trata de “una belleza increíble”, que tratará de plasmar en un futuro libro con multitud de fotografías, “realmente impactantes”, tomadas durante el mes de ruta. Pardo asegura que “no hace falta ser un fotógrafo demasiado avezado para reflejar esa belleza”.
Uno de los momentos más impactantes, asegura, fue a bordo del buque, junto al capitán y varias decenas de integrantes de la expedición, cuando reinó un “silencio total” al acercarse a Prospect Point y admirar “glaciares, icebergs brutales, orcas y, sobre todo, pingüinos. Tuve una suerte increíble teniendo una experiencia de este tipo”, asegura.
Pardo indica entre risas que la idea no fue fruto de “una locura transitoria”, sino que llevaba años rondándole la cabeza.
Y es que la relación de Pardo con el Camino de Santiago viene de atrás, no sólo como peregrino, sino como investigador del archivo catedralicio compostelano durante cuatro años, así como académico correspondiente de la Academia Xacobea y caballero de la Orden del Camino de Santiago.
Además, por otro lado, “está mi vinculación con los estudios sobre la Antártida y la logística que allí despliegan las Fuerzas Armadas”, que ya trató en un libro el pasado año y que repetirá con uno fotográfico este curso, prologado por la ministra de Defensa.
Además, Pardo, asegura que “tenía un tema pendiente con el Apóstol: el agradecimiento por toda la suerte que tengo en la vida, porque creo que ha llegado un punto que, más que pedirle, hay que agradecerle también”.
