Reportaje | Los celtas que conocieron los fenicios y dominaron los romanos

Se calcula que existieron más de 5.000 castros o poblados fortificados, todos ellos en lugares fácilmente defendibles
Reportaje | Los celtas que conocieron los fenicios y dominaron los romanos
El mapa muestra el nombre de la multitud de tribus celtas que poblaban Galicia según Ptolomeo

Constituidas por más de cincuenta tribus diferentes de ascendencia celta y vecinas unas de otras. La denominación de Galicia, está dada en tiempos de Roma, del primer contacto con las tribus que habitaban esta extensión. Los fenicios conocían a estos parajes como Oestrimmios y cuyos habitantes vivían en el Noroeste peninsular. 
Estos celtas asentados en el área que conformó la antigua Galicia, introducen la cultura de las Urnas de Vlenden-Bennghardt, que se manifiesta después en la de los Castros, dando lugar a una guerra civil que empuja a los celtas, a emigrar en la conquista de otros territorios.

 

Irlanda


En la leyenda, de Leabhar Ghabhála Erenn de Irlanda, en cuyo desembarco los celtas galaicos conquistan aquella tierra. Los celtas Safaes o de Hallstatt, que llegaron posteriormente se encuentran con una tierra en el Noroeste peninsular muy poblada, Estrabón, habla de al menos 50 tribus las que poblaban aquella amplia extensión y por su parte Plinio, las eleva a más de 65. Las últimas tribus en llegar mantuvieron una buena armonía con los asentados con anterioridad en el territorio.
Dando lugar a que existiesen más de 2.000 castros, (se calcula que son más de cinco mil) cuya estructura era muy variada, en algunos se disponía incluso de un horno, pieza básica y común para el poblado, estas tribus eran  nómadas, Plinio indica que plantaban cereales y levantaban graneros, quien los nombra como ‘horrea’ (los horreos actuales).
Los castros eran poblados fortificados, contaban con un recinto defensivo, unas veces basado en estacas de madera y en otras con muros de piedra, sus plantas normalmente eran de aspecto circular, aunque su distribución no era uniforme, se agrupan en las zonas costeras o de la media y alta montaña. Siempre en lugares bien defendibles.

 

Edificaciones cuadradas


En época romana las edificaciones pasan a ser cuadradas y de unas dimensiones más reducidas en su interior, sus estancias, no estaban dividas, salvo excepciones y la cubierta, de paja o ramas y recubierta de barro, cuando se consolida la presencia romana en estas tierras, dicha cubierta será de teja, y al ser cuadrada la estancia, el tejado se elevará a dos aguas. 
En las estancias castreñas el fuego era encendido en el suelo, a su  rededor se aplicaban unas piedras para evitar que se propagase, en donde se ponían pucheros para hacer comidas o mantener el habitáculo caliente, en algunas cabañas había horno, para hacer el pan, fundir metales o cocer cerámica, también abundaban los molinos manuales para hacer la moltura de los cereales, los hornos eran comunales, y los castros cerca de arroyos, algunos se levantan en lugares con algún manantial para abastecerse en el interior del poblado o las murallas. La economía castreña, se componía de agricultura, ganadería, caza y pesca. 
La primera consistía primordialmente en la cosecha de maíz y trigo, y diversas plantas leguminosas, disponiendo de útiles de labranza, ganado doméstico, caprinos, ovinos, caballar y porcino, añadiendo los de la caza, jabalí o ciervo. 
En los castros situados en las costas, se denota la presencia de diversos tipos de moluscos y crustáceos, destacando almeja, ostras y percebes, también abundaba la pesca.
Lo que respecta a los minerales, eran extraídos por los nativos bajo la dirección de los fenicios y puesto en los barcos de aquellos navegantes semitas, cuya calidad fue reconocida por los autores griegos y también romanos, cabe destacar el estaño, plomo, cobre, hierro y oro, realizando la raza castreña una importante labor metalúrgica en las armas y también en orfebrería, como torques, brazaletes y diademas, todo ello aprendido del arte de los fenicios en su época de explotación de esta amplia región.
Entre los principales castros están Santa Tegra (A Guarda) y Penalba (Campo Lameiro), entre otros, y todos tuvieron importancia en el comercio desarrollado tanto por los fenicios, como luego con los griegos, cartagineses y por último los romanos, quienes serían los encargados de reducir a escombros una floreciente cultura y civilización, al obligar a los montañeses a pasar a vivir al llano, bajo otro modelo de vida, a la cual tuvieron que acostumbrarse bajo el yugo de la esclavitud romana. 

Reportaje | Los celtas que conocieron los fenicios y dominaron los romanos

Te puede interesar