Reportaje | Acerca del comercio del bacalao

Reportaje | Acerca del comercio del bacalao
Vista aérea de A Coruña, en primer lugar Pebsa 1960

El puerto de La Coruña desde muy antiguo se conocía por ser muy comercial, a cuya bahía llegaban navíos de todas partes y ser un negocio muy rentable para los navieros que traficaban con sus cargas, desde donde se remitían a todo el Norte peninsular así como a Castilla y al Levante español, entre este comercio hallamos los barcos dedicados al transporte del bacalao. El cual se encontraba en aguas islandesas, noruegas, danesas y en el mar del Norte hasta Groenlandia. En el siglo XV, el secreto sobre la captura del bacalao deja de existir, gracias a los cuantiosos beneficios que dejaban sus capturas.


Los vascos habían sido pioneros en dedicarse a esta industria y hasta inicios del siglo XVI, logran mantener el secreto de sus bancos de pesca. Al ser seguidos por ingleses y bretones que pescaban en las aguas islandesas, observando que los barcos vascos, pescaban más al Norte, donde también lo hacían irlandeses, en Terranova.

 

Bristol

Cuando Giovanni Caboto, zarpa de Bristol en 1497 en la procura del secreto mejor guardado por vascos e irlandeses, descubre una tierra rocosa ideal para la salazón del bacalao y su secado, en un mar que se podía andar sobre sus aguas llenas de bacalao, pero Caboto, no supo al igual que vascos e irlandeses, reclamar para ellos, aquellas ricas tierras en pesca y en 1534, el francés Jacques Cartier, hace público el descubrimiento de las tierras de la desembocadura de San Lorenzo, donde instala una cruz en la península de Gaspé y reclama todo aquel territorio para la corona de Francia.


En lo que respecta a la especie del bacalao, diversidad de una misma familia, se alimenta de peces menores, como el arenque, el origen de su nombre da lugar a dudas, el vasco “bakailao”, el neerlandés “bakeijauw” ó la francesa “cabillaud”, al bacalao fresco. Su uso es frecuente en salazón y se conserva largo tiempo, de su hígado se extrae el aceite rico en vitaminas.


Si los vascos, ingleses, portugueses, irlandeses y franceses, pescaban el bacalao en aguas que van desde el Mar del Norte a Terranova, Galicia, teóricamente se suma a estos lances pesqueros de Terranova en 1517, cuando en Pontevedra, el comerciante Fernando de la Torre, hace un contrato con el marinero de Betanzos, llamado Juan, para servir en la campaña, no se tienen más noticias, esto acontece con otros documentos, sin arrojar capturas, rutas o puertos que tocaron y su comercio.


En 1538 el rey de España, solicita un listado de los barcos en los puertos de Galicia, Bayona, Vigo, Muros, Noya, Coruña, Vivero y Espiñeira, próximo a Ribadeo. Ninguno de aquellos declara tener barco alguno dedicado a la pesca del bacalao en Terranova, ni tampoco su presencia en el transporte o venta de dicha especie.


La mayor parte del cargamento de bacalao descargado en la Coruña procedía de barcos ingleses, algún americano y francés dedicados bien al comercio ó al corso, algunas de sus presas fueron traídas a este puerto y donde también serán incautadas las que se encontraban fondeadas, debido a las declaraciones de guerra entre los estados europeos.


Con relación a las personas dedicadas como tratantes de pesca en 1752, hallamos a Bernardo Pastor, que fija unos ingresos por venta de bacalao de 2.000 reales por año. También está Lino Montoto, que por su industria de la sardina salada, bacalao y posadero, obtiene 7.500 reales. Un personaje de interés en las partidas de bacalao, se halla en la familia Palomo, Ignacio Palomo, se sitúa el inicio de una saga de comerciantes coruñeses dedicados a la compra-venta de grandes partidas de bacalao y en 1752, declara por la industria de la sardina salada, bacalao y su bote 5.500 reales. Luego aparece Domingo Lendoiro, que por el trato de la sardina salada y del bacalao, le supone unos ingresos de 3.800 reales, le sigue, Ambrosio Lourido, que por el fruto de la industria de la sardina salada y de bacalao, obtiene 2.500 reales. José Marqués y Gregorio Varela, obtiene cada uno de ellos 2.000 reales por la venta de bacalao, siendo merceros. Muchos de los coruñeses no eran tratantes de bacalao sino comerciantes o intermediarios en la venta de géneros diversos. Así un mercero podía negociar con bacalao, lo mismo que un posadero, tabernero ó tendero entre otros. Pero eran gentes dedicadas a la venta al por menor, no mayoristas y por tanto adquirían el género a otros que se dedicaban a su venta, previa compra por intermediación de sus representantes en esta plaza.

 

‘Diligence’

Uno de los primeros cargamentos de que se tiene noticia es el barco inglés ‘Diligence’ que llega a la ciudad de La Coruña en 1603 y entre el cargamento trae trece millares de bacalao seco. Después, este sería un próspero negocio y en el mes de febrero de 1762 en dicho puerto coruñés, quedan como presas los barcos ingleses ‘Ligero’ con 1.080 quintales de bacalao, que sería vendido en 85.822 reales, el ‘Ana’ con otros 980 quintales, cuyo rendimiento supuso 91.701 reales, también corrió la misma suerte el ‘Robert’ con 384 quintales a bordo, que dio un beneficio de 33.668 reales. 


Los peor parados serían el ‘Santo Tomás’ requisado en Ferrol con una carga de 3.300 quintales y el ‘Joyce’ en Vigo, con algo más de 1.621 quintales, este vendido en subasta pública alcanzó los 167.125 reales.
En definitiva, el comercio del bacalao supuso para los comerciantes coruñeses un próspero negocio hasta casi el final del siglo XX. 
 

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