El puerto de A Coruña cuenta con más de una decena de elementos singulares que son muy representativos de su historia, entre los que se incluyen edificios de toda índole y también grúas históricas.
Muchos de ellos son conocidos por el gran público, pero otros no lo son tanto debido a que se encuentran en zonas que no son accesibles. La mayoría de ellos están protegidos por la legislación, con lo que no pueden ser derribados.
Este emblemático inmueble está situado en paralelo con la línea de atraque del muelle de la Palloza y está dividido transversalmente en tres fajas perfectamente definidas: la antigua lonja dicha, un pasillo interior de circulación de vehículos cubierto por un lucernario corrido, y una segunda nave simétrica a la lonja destinada a almacenes de preparación y empaque y a oficinas para exportadores. Es obra de los arquitectos Eduardo García de Dios y Félix Calderón Gaztelu.
El edificio da cabida a locales destinados al tratamiento de pescado. Ya no funciona como lonja tras la construcción de la Linares Rivas. No está protegido formalmente pero la Autoridad Portuaria considera que tiene valor y que “el edificio será tratado como si estuviera protegido”.
Esta estructura que delimita el recinto portuario es obra del ingeniero Enrique Molezún. Se compone de módulos cada 10 metros y cuenta con tres variantes de puerta. Está protegido por el plan especial del Puerto en las zonas de Calvo Sotelo, Batería, Linares Rivas, Palloza y San Diego.
La propia sede del Puerto es otro de los inmuebles singulares. Se levanta en un terreno fruto del relleno de la parte frontal de la antigua Marina y se compone de tres bloques diferenciados, en los que el volumen central distribuye, mientras que las alas albergan las dependencias administrativas.
Una característica que destaca es la simetría, que refuerza el carácter institucional. También es autoría de Enrique Molezún. El plan especial del Puerto lo considera como “edificio protegido”.
Esta estructura es muy emblemática y está situada en la rotonda del acceso de la plaza de Ourense, al lado de la lonja actual. La Autoridad Portuaria la instaló allí en 2009. Sirve como monumento para mantener viva la memoria portuaria.
La grúa número seis fue construida en 1908 por la empresa catalana La Maquinista Terrestre y Marítima, junto a otras dos que ya fueron destruidas. En aquel momento costó 133.000 pesetas y fue uno de los primeros aparatos eléctricos que se utilizaron en los muelles de A Coruña.
Este es un inmueble marrón que se ubica en la esquina de las calles Ramón y Cajal y avenida del Ejército. La instalación sirve actualmente de cobertura a los vehículos de transporte de pescado para sus operaciones de carga y descarga en esa zona del puerto.
No es un recinto que llame especialmente la atención si se observa desde el exterior de la zona portuaria, pero la peculiaridad que presenta es que una parte de la cubierta de hormigón cuenta con protección, con lo que no puede ser eliminada.
Esta instalación está ubicada al final del muelle de Calvo Sotelo y está integrada en la red global del Servicio Permanente del Nivel Medio del Mar.
Es una infraestructura cuya función es monitorizar el nivel del mar. Forma parte de la red de mareógrafos del Instituto Geográfico Nacional (IGN) y facilita datos a investigadores en los campos de oceanografía o cambio climático, según afirma el Ministerio de Transportes.
El edificio se encuentra protegido por su alto valor patrimonial y cuenta en su interior con un dispositivo de medición de mareas y una estación geodésica GNSS que forman parte del equipamiento geográfico de referencia nacional y están integradas en distintas redes tanto nacionales como internacionales dedicadas al control de procesos dinámicos costeros, de cambio climático, aplicaciones geodésicas y medioambientales.
Las tareas científicas y técnicas que se desarrollan en estas instalaciones se han venido realizando ininterrumpidamente desde 1948, año de su puesta en funcionamiento. El edificio, que cuenta con un llamativo torreón, forma parte de los primeros mareógrafos construidos en España, junto con el de Alicante.
El plan especial que ordena la zona de servicio del puerto también establece como “edificio protegido” los silos de Cementos del Cantábrico, ubicados entre los muelles de Calvo Sotelo y Batería. El documento, que fue aprobado hace 25 años, indica que “mientras dure la concesión, también se conservarán los silos de Cementos del Cantábrico” y que, una vez caducada, se estudiará su “conservación” como elemento histórico.
Hoy parte de estos antiguos silos viven una nueva vida gracias a la Fundación Marta Ortega Pérez (MOP), que los ha reconvertido en una cafetería y tienda, pero sin alterar sustancialmente el exterior de la estructura.
Otro elemento singular es la grúa, de la marca Macosa, que fue construida en 1984 y tiene una capacidad de carga de hasta treinta toneladas. Se encuentra ubicada en el muelle de Calvo Sotelo Norte y está en perfecto estado de uso. Fue donada por la empresa Pérez Torres a la Autoridad Portuaria de forma totalmente gratuita en 2022.
Se trata de una estructura que recientemente cumplió 50 años desde su instalación y que está colocada en la esquina de Calvo Sotelo y Batería.
Fue instalada en el puerto en 1975 para que los coches tuviesen acceso directo a los ferris que en aquella época visitaban con frecuencia la ciudad. Hoy ya no registra actividad.
El plan especial portuario también otorga protección a la Torre de Control de Tráfico, al Aula Club de la Escuela Náutica y al Instituto Oceanográfico.
La Autoridad Portuaria también aplica esta categoría de protección al edificio del Real Club Náutico mientras dure la concesión vigente. l