Otro fuego en una casa ruinosa alerta sobre el peligro de las okupaciones

Otro fuego en una casa ruinosa alerta sobre el peligro de las okupaciones
La puerta del edificio fue precintada con cinta por los Bomberos

Los Bomberos acudieron el domingo por la noche a una casa abandonada en la calle de Eira Vella, en San Pedro de Visma, en respuesta a un aviso de incendio. No era la primera vez que ocurría. De hecho, se ha vuelto recurrente de manera que los Bomberos, después de producen a sofocar el fuego que estaba consumiendo un montón de maderas procedentes del tejado semiderruido, colocaron unas tablas en la puerta “por el riesgo de caída de maderas sobre posibles ocupantes”. 
 

Los incendios son, en realidad,  uno de los principales peligros que suponen los okupas para un vecindario, sobre todo en inmuebles abandonados o a medio construir, porque para obtener energía se realizan empalmes chapuceros y enganches ilegales al alumbrado, que pueden acabar en un cortocircuito. Los edificios más viejos, con estructura de madera, que suelen encontrarse entre los más okupados simplemente porque son susceptibles de abandono, resultan aún más peligrosos en caso de incendio y suelen desplomarse, como señalan fuentes de los servicios de emergencia. 
 

Los vecinos de la zona, interrogados al respecto, aseguran que la vieja propiedad ha ardido por lo menos en cuatro ocasiones pero niegan que se encuentre ocupado de forma permanente. “Está en demasiado mal estado como para servir de vivienda. El techo está que se cae”, explican. Un recuerdo del pasado rural de San Pedro de Visma, cuando todavía era un pueblo alejado del núcleo urbano de A Coruña, la casa de una sola planta se apoya sobre un muro de mampostería que lo separa del puente bajo el que pasa la Tercera Ronda. Ya nadie recuerda la última vez que estuvo habitada de forma regular.  
 

Casos anteriores 

“Los yonquis se meten ahí a pincharse y a veces hacen un fuego”, explica un vecino, que el día anterior, el del incendio, vio a dos hombres y a una mujer introducirse en las ruinas. En otros casos, han sido extranjeros en situación precaria en busca de refugio. 
 

En todo caso, el incidente de Eira Vella tiene visos de volver a producirse, dado que los edificios abandonados atraen a esta clase de elementos en riesgo de exclusión social. Prácticamente la única manera de impedirlo es sellando todos los accesos, como suelen hacer las empresas y particulares dueños de los edificios pero en el caso de Eira Vella, ni siquiera se conoce al propietario legal del inmueble, algo que sucede a menudo, y que para la Concejalía de Urbanismo supone una dificultad grave a la hora de conseguir que los particulares se hagan cargo de las propiedades: en A Coruña hay contabilizadas cerca de 70 ruinas.

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