El ‘narcobajo’ de O Ventorrillo, un peligro para los vecinos: “Se pinchan, trapichean y roban”

La asociación vecinal se reunió el viernes con la Policía y Seguridad Ciudadana para tratar la situación
El ‘narcobajo’ de O Ventorrillo, un peligro para los vecinos: “Se pinchan, trapichean y roban”
Estado del interior del bajo situado en el número 14 de Monasterio de Bergondo | Patricia G. Fraga

O Ventorrillo siguió la estela de Monte Alto este lunes. Para muchos vecinos, por sorpresa. Para otros, demasiado tarde. A través de una convocatoria difundida por redes sociales, más de dos centenares de personas se concentraron frente al foco de sus problemas: un bajo comercial de Monasterio de Bergondo en el que, según los residentes de la zona, los ocupantes “se pinchan, trapichean y roban”. Tras más de dos horas y media lanzando consignas como “Chusma fuera del barrio”, los ciudadanos allí concentrados fueron testigos de cómo la Policía Nacional escoltó a dos hombres y una mujer, que abandonaron el bajo del número 14. 


La situación de este local es diferente a lo vivido con anterioridad en Monte Alto. Los ocupantes pagan el alquiler mensual del inmueble desde hace tres años. Sin embargo, la licencia que tiene, de centro de ocio, no se corresponde con su uso actual como vivienda. “Duermen ahí, trapichean y se pinchan. Tienen el escaparate roto y todos los días se pueden ver jeringuillas usadas en la acera”, apunta un vecino del barrio. Los robos y hurtos también son constantes. “Para poder comprar su dosis roban y amenazan a niños y mayores”, sostiene una comerciante de la zona.

 

“Se iba a actuar”


El presidente de la entidad vecinal, José Ángel Souto, explica que el pasado viernes se reunieron con responsables del área de Seguridad Ciudadana y de la Jefatura Superior de Policía para trasladar el malestar del barrio ante lo que ocurría en este bajo. “Se ha creado una sensación de inseguridad y también hay mucha molestia por el ruido nocturno que provocaba la gente que entraba en el inmueble”, indica. 


En el encuentro, señala, se acordó aumentar la presencia policial en la zona y gestionar con la propiedad del bajo una solución. Lo que ocurrió este lunes, por lo tanto, cogió por sorpresa a la asociación. “Se iba a actuar y, de repente, nos encontramos con otros vecinos que decidieron convocar una manifestación”, dice Souto. Lo que ocurrirá a partir de ahora, comenta, es una cuestión difícil de prever. “Los han desalojado pero a ver qué pasa, porque seguramente solo se ha pretendido calmar los ánimos”, concluye el presidente vecinal de O Ventorrillo. 

 

La presión ciudadana se convierte en tendencia 

Pese a los llamamientos a la calma por parte de las autoridades, los coruñeses parecen cada vez más molestos por los delitos que soportan. El incidente más importante se registró el mes pasado en Monte Alto, donde se vivió lo que puede suponer un punto de inflexión en las movilizaciones vecinales. Lo que comenzó siendo una cacerolada pacífica pronto se transformó en una concentración frente a un narcopiso de la calle Washington en la que varios vecinos se tomaron la justicia por su mano. La de O Ventorrillo fue más tranquila, pero la tendencia continúa.

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