Pocos ámbitos, personas o entidades enteras han salido mejor paradas del apagón histórico que sufrió la Península Ibérica el pasado lunes que la radio. Este medio de comunicación posibilitó las conexiones en múltiples lugares del país en un momento en el que, debido al fallo total en el sistema, nadie más podía hacerlo. Fue el caso, también, de A Coruña, y es que los miembros de la Red Nacional de Radio de Emergencias (Remer), formada por radioaficionados, colaboraron con las administraciones para tratar de gestionar la crisis lo mejor posible.
Como explica uno de sus miembros, Óscar Rey, la base de operaciones en Galicia fue la sede de la Delegación del Gobierno en la urbe herculina, donde estuvieron algunos de ellos durante la agónica jornada. Un total de 106 miembros tiene en la actualidad la Remer en la provincia de A Coruña, y más de 20 trabajaron a destajo el día del colapso en diferentes puntos de la ciudad y la provincia. “Hubo un coordinador en la sede del Cecopi en A Estrada, donde se desplazó el delegado del Gobierno. Todo lo que se decía allí llegaba a A Coruña a través de otros colaboradores que había en Pico Sacro y Pedroso, y al revés. Y, si había que hacer una comunicación con Madrid, se hacía vía HF (alta frecuencia) desde la zona de Oza-Cesuras, donde hay una estación HF”, explica.
“Cuando hay una emergencia nacional, y las comunicaciones fallan, sale la Remer”, dice. No se movilizan a menudo (la última vez fue por un preaviso con la pandemia del covid) pero, cuando lo hacen, se parten el lomo como los que más. “El lunes fue una jornada dura e intensa, pero también hogareña. “Mantuvimos en todo momento el talante y todos los operadores y los presentes hicieron un gran trabajo”, asegura orgulloso. Un trabajo reconocido a su vez por la Delegación del Gobierno, que les transmitió su agradecimiento al término del maratoniano esfuerzo realizado.
Para suavizar su labor contribuyó el saber que estaban ayudando, pero también su pasión por el medio. “Somos radioaficionados: nacimos con una emisora debajo de los brazos”, comenta.
“Al saber que era un apagón general, nos empezamos a movilizar, aunque no pudiéramos hacerlo todos porque igual no todos tenían los equipos a mano o cargados o no se podían desplazar hasta la zona”, manifiesta. Unas dificultades que, no obstante, no impidieron que el operativo “saliera muy bien”.
Todo ello, también, gracias a la radio, que “es para siempre”. “Es un medio que lleva muchísimos años ahí. Las comunicaciones digitales se caen todas si hay un apagón, porque dependen de internet. En cambio, una estación de radio analógica, con enganchar una batería ya funciona y llegas a donde sea”, explica: “La comunicación analógica es la que va a persistir”. Como persistirán los miembros del Remer, dispuestos a volver a salir transistor en mano en caso de emergencia.