La última sesión del cine Valle-Inclán, que emitió una película de Mel Gibson, ‘El Patriota’, era una de las noticias destacadas tal día como hoy pero en el año 2000 en El Ideal Gallego. En 1950, la portada incluía una foto del descarrilamiento de un tren que venía de Ferrol entre Cecebre y Cambre, con 24 heridos, cinco de ellos de consideración. El 1 de agosto de 1950, la noticia era el inicio de las fiestas de la ciudad, con desfile encabezado por la reina, la señorita Cholín de la Iglesia, y con una intensa sesión de fuegos artificiales. En 1925, la portada del diario era para la llegada de la escuadra francesa, con dos acorazados y dos torpederos, recibida en A Coruña con salvas de honor y con muchísimos vecinos en las calles.
Una treintena de personas asistieron en la noche del pasado domingo, la mayoría sin saberlo, a la última sesión del cine Valle-Inclán, cuyo local se empezará a reformar para acoger una discoteca de fin de semana. En la entrada del cine se congregaron algunos de los miembros de la sociedad Galicia Audiovisual, empresa que había gestionado el establecimiento desde la apertura del local, en 1978, hasta abril de 1997. La crisis de espectadores que vivió el sector a mediados de los años 90 fue la causante de que, tras un breve paréntesis de un mes, la gestión pasase desde mayo del 97 a manos de la cadena que ayer clausuró el local, la exhibidora Fraga. Luis Vázquez de Sancho, gerente del cine durante esa primera y larga etapa, apenas podía contener la emoción. Las lágrimas asomaban a sus ojos mientras recordaba la vocación cultural con la que nació la sala: “Empezamos con versiones originales y organizamos algunos ciclos. Era un cine muy apreciado por la juventud y las minorías”. Con la desaparición del Valle-Inclán, cuya última película fue ‘El Patriota’, con Mel Gibson, desaparece también la última monosala de la ciudad y la exhibición cinematográfica queda en manos de los multicines.
Un tren ferrobús que se dirigía desde Ferrol a La Coruña descarriló entre Cecebre y Cambre a las cinco y cuarto de la tarde, produciéndose 24 heridos, cinco de ellos de pronóstico reservado y el resto, leves. La causa del descarrilamiento fueron unas piedras que estaban en la vía, en una curba.
El accidente ocurrió en el kilómetro 535,05 de la línea férrea Palencia-La Coruña, en el lugar conocido como Cela de Cambre. El tren ferrobús 2.004-77, procedente de Ferrol, se dirigía a La Coruña.
El punto del accidente es una curva con un radio de 280 en la que hay marcada una velocidad máxima de 70 kilómetros.
Después de tropezar con las piedras, el tren recorrió todavía unos cincuenta metros de vía. Fueron unos niños que jugaban por los alrededores los primeros en apercibirse de que el tren descarrilaba. Inmediatamente acudieron algunos vecinos, entre ellos Concepción Torreiro, Alfonso Gómez, María Romero y Pilar Cortés Gómez, que vende en su establecimiento El Ideal Gallego.
También acudieron el alcalde de Cambre, Fernando Santiago, y los médicos Juan Fariñas y Enrique Piñeiro, que no tuvieron prácticamente trabajo porque los heridos más graves ya habían sido trasladados.
Ya estamos en fiestas. Bueno, esto es un decir porque, ¿quién se atreverá a negar que La Coruña no sabe divertirse en cualquier época del año? Poco antes de las once de la noche inició su recorrido una vistosa cabalgata que recorrió las principales calles de la ciudad. Abría la marcha la banda de cornetas y tambores de la Fábrica de Armas y, tras la comitiva, en la carroza, iba como reina la señorita Cholín de la Iglesia Caruncho, rodeada de su corte de honor. A la una menos veinte de la madrugada, regresaron a la plaza de María Pita y se situaron en una tribuna a tal efecto en el lado opuesto al Palacio Municipal, desde donde presenciaron la sesión de fuegos de artificio y lucería, que resultó brillante. Tras más de una hora, fue encendida una traca que se había colocado desde el balcón hasta la figura alegórica, que comenzó a arder ante el jolgorio popular.
A las seis de la tarde de ayer entró en nuestro puerto la escuadra francesa, formada por los acorazados ‘Voltaire’ y ‘Condoret’ y los torpederos ‘Algerien’ y ‘Marrocain’. La Coruña en masa se echó a la calle, acudió a los muelles, envió nutridísimas comisiones a la bahía y dio una cariñosa bienvenida a los compatriotas de los heroicos marinos que, a estas horas, comparten con la escuadra española las penalidades inherentes a la vigilancia del contrabando en una costa como la del Rif. Desde las cuatro de la tarde, el vecindario fue acudiendo a los muelles y muchas personas pasaron a bordo de algunas embarcaciones, que fueron recibidas con repetidas salvas de bombas. En el bou del Batallán fueron el gobernador civil, el alcalde, el presidente de la Audiencia, gran número de concejales, el presidente de la Academia Gallega y representantes de la prensa local.