Son los espacios verdes uno de los servicios más demandados en los barrios de nueva creación, así como en aquellos que necesitan un pulmón en medio de tanto hormigón. No obstante, una cosa es un parque y otra encontrarse cada día con un descampado del que no se conoce muy bien su función, ni tampoco hacia dónde evolucionará. Es la sensación que invade a los vecinos del Recinto Ferial, quienes se las prometían muy felices hace unos meses con el entorno de Espacio Coruña y que ahora ven cómo, desde el pasado mes de enero, vuelven a ver cómo la burocracia reivindica sus tiempos.
Situado en la calle José Pascual López Cortón, el solar en cuestión está proyectado para contar con una senda, césped, árboles, bancos y, además, estaría abierto para el disfrute de los vecinos. “Debe dividirse mentalmente en tres parcelas, pegadas cada una a una torre, mientras que la del medio es privada y quedaría cerrada”, apunta Lucía Fernández, videpresidente de la asociación Sector 7 Recinto Ferial. “Antes era básicamente un agujero hacia el infinito y más allá, pero cuando una parcela se abandona diez años hay una obligación de rellenarla, así que ahí vimos todos cómo tendríamos nuestro gran espacio verde, una zona recreativa para sentarse al aire libre”, añade.
Sin embargo, después de hacerse ilusiones con el proyecto y lo que de ese descampado podría resultar, eso de que las cosas de palacio van despacio se hace realidad cuando se trata de palacio municipal. El sentimiento es de encontrarse en un aparente punto muerto. “Estamos cansados de pedir y presionar y hemos caído en el hastío”, subraya Fernández, que además considera que en febrero deberían haber comenzado los pasos al frente. “En enero se hizo un periodo de alegaciones de 30 días y desde febrero llevamos esperando a que empiecen esas obras. Estamos cansadas de los plazos, las demoras, de no avanzar y de ver cómo no se cumplen las expectativas ni las explicaciones. Queremos verde, pero de otro tipo. Que se pongan las pilas, porque van siendo horas”, prosigue.
Ese hastío al que se refiere la vicepresidenta de la asociación de vecinos parece haber agudizado el ingenio de algunos de ellos, que han tirado de las ventajas de la inteligencia artificial para diseñar diferentes versiones de lo que podría ser el parque una vez acabado. Además, respecto a una espera para la que no ven fin a corto plazo sugieren: “Que pongan el parque en la Agenda 2030”.
El espacio en cuestión, el potencial pulmón verde del Recinto Ferial, no está ni mucho menos parado. Solamente se encuentra dentro de unos márgenes legales que deben cumplirse, después de los cuales se reactivará el proceso de mejora del entorno. Así lo afirman fuentes municipales: “Ese espacio es parte de la junta de compensación del polígono y, por lo tanto, privado. Ya se modificó una vez a petición de los promotores y ahora se está tramitando una segunda modificación de nuevo a petición de ellos. Una vez terminado ese proceso deberían acometer las obras de urbanización”.
Y eso, comparado con algunas cosas vitales para el barrio por las que ya les tocó esperar a los vecinos, como un barrendero, es una invitación al optimismo.