La importancia del puerto de A Coruña trasciende más allá de lo que cualquier coruñés puede pensar. Y es que, aunque durante las pasadas semanas los actos conmemorativos por el 500 aniversario de la partida de la expedición de Loaysa sirvieron para poner en valor que desde la ciudad salió la que acabaría siendo la segunda ciurcunnavegación a la Tierra, A Coruña ya fue escogida como capital del comercio marítimo tres años antes. De esta forma, la urbe herculina sería en 1522 la sede designada para albergar una institución clave para el comercio marítimo: la Casa de Contratación de la Especiería. Pero, ¿en qué parte de la ciudad se levantó dicha institución?
Según Alfredo Vigo Trasancos en ‘Da Coruña ás Molucas. V Centenario da expedición de García Jofré de Loaysa (1525)’, su posición geográfica la convertía en un nudo fundamental, “pues justo se situaba en un lugar donde las naos tenían que virar en su ruta marítima tanto fuesen hacia el sur como hacia el norte europeo”. Por su situación en el mar era, además, un puerto amplio y accesible, y aunque su peor condición era la de estar demasiado expuesto a la agitación de las aguas en tiempos de fuertes vientos o temporales, ofrecía la ventaja de tener muy cerca el puerto de Ferrol, que constituía un refugio seguro.
Esta situación se reforzó a principios del siglo XVI al reactivarse las relaciones políticas de España con los países del Mar del Norte, en gran parte debidas a los lazos matrimoniales que los Reyes Católicos habían establecido con la cortes de esa zona. De hecho, tal y como apunta Vigo Trasancos en el libro, A Coruña se eligió como “la ciudad más adecuada para ser punto de embarque de Catalina de Aragón en su marcha a Inglaterra en 1501, y cinco años después, en 1506, para ser lugar de desembarco de Felipe I y la reina Juana cuando hicieron su segundo viaje de regreso a España para reclamar su condición de reyes de Castilla”.
Sin embargo, fue el 14 de abril de 1520 cuando tuvo lugar la llegada del monarca Carlos I a la ciudad con la intención de conseguir el dinero que necesitaba para coronarse emperador y partir hacia Alemania. En este sentido, acoger al monarca supuso para la ciudad recibir una serie de beneficios casi inmediatos. Además, ese mismo año se produjo una reunión de la nobleza gallega en la villa de Melide, donde la intención era mostrar a la Corona su apoyo y solicitarle una serie de peticiones que favorecerían al Reino de Galicia. Una de ellas fue la solicitud de la concesión para A Coruña de una Casa de Contratación para la Especiería con las mismas condiciones que en Sevilla, que estaba activa desde 1503.
No obstante, hubo que esperar a su regreso a España en 1522 y a que llegase el 6 de septiembre la nao ‘Victoria’ capitaneada por Elcano y que confirmaba que el viaje a las Molucas era posible por la ruta que había iniciado Magallanes para que, por fin, Carlos I concediese a A Coruña dicha Casa de Contratación para la Especiería, un 24 de diciembre de 1522.
Según ‘Da Coruña ás Molucas’, “la Casa de Contratación se pretendía levantar entre el edificio donde hoy está el cuartel de Defensa próximo a la actual iglesia de Santo Domingo, donde estuvo situada la Casa de la Moneda, y el jardín de San Carlos, donde estuvo la Fortaleza, más o menos por donde hoy se encuentran las calles San Carlos, Tinajas y San Francisco”. Aunque finalmente esta no sería su ubicación final.
Alfredo Vigo apunta a que, gracias a un documento sacado a la luz hace unos años por García de Oro, “la Casa de Contratación de la Especiería estaba ubicada en la puerta de la torre de la Pescadería en un paraje que se llamaba Malvecín, donde hoy se encuentran los jardines de la Rosaleda”. El edificio, que solo se mantendría siete años –hasta 1529–, “es muy probable que se mantuviera en buen estado hasta casi finalizar el siglo”, cuando en 1589 fue arrasada toda la zona tras la llegada de los ingleses a la urbe