Los cuatro profesionales que devolvieron la hora y el sonido al reloj de María Pita en abril han rematado su último encargo, poner en marcha el reloj del Obelisco, que llevaba sin mantenimiento unas ocho décadas y al que le han quitado, dicen, “cien años de encima”. Estos “cuatro fantásticos” de la relojería son José Antonio García, de Postventa; David Rodríguez, de Nemesio; y los catalanes Jaume Doménech y Jan Doménech (Antic Daró), padre e hijo, que en un tiempo récord de poco más de un mes han rematado la tarea.
“Lo desmontamos entero y restauramos todo el mecanismo, las agujas y demás, solucionando los desajustes que tenía. Faltaba alguna pieza que también repusimos”, explica García.
Entre los problemas que se encontraron, apuntan desde Postventa, uno fue con la transmisión. “Hay que tener en cuenta que mide 16 metros, desde la base hasta la cima, y nos dio bastante guerra, pero todo el trabajo de relojería ha quedado listo y hemos puesto la máquina en una caja transparente para que los sedimentos de la columna no le afecten. Por otra parte, una de las esferas tiene una grieta y el año que viene se repondrá, porque es una pieza exclusiva”, comenta José Antonio García, quien ahora se turnará con David, de Relojería Nemesio, para hacer un mantenimiento semanal de este reloj monumental.
Agradecen, también, la colaboración de Juan Fuentes, un bombero del cuerpo coruñés, que les ha ayudado a llegar a las alturas durante este trabajo: “Maneja la cesta como nosotros las pinzas”, bromea García. l