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viernes | 19 abril | 2024
Tras varias ediciones, en esta ocasión se finaliza el recorrido por los lavaderos coruñeses, refiriéndonos a unos cuantos ejemplos más.
Por ejemplo el de Someso, situado en el mismo pueblo. También el de Suxán. Sobre este último el Ayuntamiento decide en noviembre de 1914 dar cuenta de un proyecto formado por el arquitecto Ricardo Boán, para llevar a cabo la construcción de un lavadero cubierto en el lugar de Suxán. Poco se sabe del mismo, del cual no existe apenas documentación, sólo contadas citas sobre que se hallaba en Eirís. En enero de 1922, el pleno municipal da cuenta de los jornales y materiales invertidos en la construcción de dicho lavadero. Es posible que este lavadero esté hoy oculto entre la maleza de su ubicación. En febrero de 1951 el pleno aprueba un presupuesto para crear una fuente y lavadero en dicho lugar y, el 3 de Septiembre de 1954, se publican los pliegos. Un año más tarde se ejecuten las mismas.
En la barriada de San Diego, en 1914 se levanta un presupuesto para realizar el traslado de la fuente y fabricar un lavadero contiguo a la misma, en un nuevo emplazamiento designado en un punto cercano al que tenía. En 1920 se abre un expediente sobre el proyecto de reparación de la tubería y el estado de su cubierta.
Por otro lado, en la sesión plenaria del 30 de enero de 1935 se da cuenta de una propuesta formulada por el concejal Ángel Rebollo para que se construya un lavadero en la zona comprendida entre Adelaida Muro, avenida de Hércules y la recién bautizada calle de 1° de Mayo. Fue aprobada por la corporación el 29 de Mayo.
Al final de la calle de la Torre se proyectó en 1908 un lavadero entre los terrenos de la carretera de la Torre y las casas propiedad de Julio Almoyna. El trabajo lo redactó el arquitecto Pedro R. Mariño y Ortega en 1910, quedando la obra finalizada en 1911 al ser rematada en Francisco Silva Leira. También se proyecta hacer un tendedero cubierto para el secado de la ropa. En 1930 se llevan a efecto diversas mejoras y estará en funcionamiento hasta los 90.
Del lavadero de O Portiño apenas hay constancia, estuvo en funcionamiento hasta el año 1998, aproximadamente. Se hallaba adosado al muro de una casa y se componía de fuente y pila de lavado totalmente de cantería.
Todos y cada uno de estos lavaderos tenían su propia historia que contar donde se reunían las mujeres, no solo para lavar, que era la forma de entonces, sino que era una relación social la que de su entorno salía a relucir los chismes y mentideros que se paseaban por la ciudad, propagados a “Voz pópulos” de estas lavanderas y que para todos los ciudadanos de entonces era como un diario de noticias a viva voz.
El último lavadero, o uno de los últimos que se edifican en A Coruña, fue el de la Maestranza. En la esquina con la Travesía de San Francisco, en la ciudad Alta, de modo que en 1948 se lleva a efecto un expediente sobre la construcción de este lavadero público en el solar propiedad del municipio. Se levanta el mismo en sustitución del ubicado en el Parrote, el cual se hallaba en muy mal estado y presentaba signos de ruina en su cubierta, así como por el mal aspecto que presentaba a la vista de los paseantes de la zona y que, con urgencia, requiere el arquitecto Santiago Rey Pedreira su demolición.
El terreno donde se pretende levantar el nuevo lavadero de San Francisco, es de 160 metros cuadrados y de forma trapezoidal, consecuencia de las alineaciones de las calles de San Francisco y la Maestranza, así como de las casas colindantes. El lavadero quedará constituido por dos series de pilas dispuestas en ángulo. El proyecto era levantar 46 pilas independientes, agrupadas en dos series, una de 30 y otra con 16, con cubierta de hormigón y dotado de los correspondientes servicios higiénicos, fuente y caseta para el vigilante. Todo este conjunto estaría cercado con un muro de hormigón que evitaría la vista del lavadero desde aquellas calles.
Las pilas estarán limitadas por muretes de hormigón en masa y tabiques de ladrillo, en separación de pilas con bancos para lavado de piedra, un grifo, rebosadero y desagüe de fondo, presentando el conjunto un perfil en “T”. Las aguas sucias se recogerían en tuberías de gres para su conducción al alcantarillado. La obra se llevo a efecto por contrato administrativo y termina en 1950.
El pleno del 17 de octubre de 1966 declara la inutilidad para el fin a que se destinó, dado su deplorable aspecto y los síntomas de ruina de dicho lavadero, por lo que se lleva a cabo un expediente de desafección del servicio y pasa el solar a incluirse en el Inventario de Bienes. Se encarga al Arquitecto municipal un estudio de otro emplazamiento para levantar un lavadero público dentro del mismo sector para que la Corporación pudiese decidir lo conveniente sobre su posible construcción.
En los primeros meses de 1967se levanta el proyecto indicado para construir un nuevo lavadero no muy lejos del anterior, concretamente en la esquina de San Francisco con la travesía del mismo nombre, el cual no se llegaría a realizar. Se componía el mismo de cuatro pilas situadas frente a la entrada, seis al lateral izquierdo y dos grandes al fondo, que darían en total servicio a 16 vecinos al mismo tiempo. Todo el lavadero estaría, según el proyecto, cubierto y aislado de las miradas de las gentes que paseaban por la zona.
