Un espectáculo sin palabras en el que la música de Mozart nos conduce en clave de clown a través de las relaciones humanas, valorando las diferencias como una oportunidad para crecer desde el grupo.
Un cuarteto de cuerda acepta a un nuevo integrante para una actuación sin saber que el invitado no posee las mismas cualidades y cualidades que un intérprete.
Lo que inicialmente provoca rechazo y juicio hacia el nuevo componente, se transforma en empatía y compromiso acompañándolo en sus penurias para que la relación evolucione hacia la tolerancia, la aceptación y favorezca la comunicación, generando una nueva armonía y permitiéndoles reírse de los protocolos arcaicos y de la aparente excelencia que rodea a la música clásica.