La tarde de San Juan ayer resultó ser casi tan mágica como suele serlo la noche. Ni hogueras (fuera del ámbito privado) ni playa, como ocurrió el año pasado, pero aunque esos ingredientes se echaron de menos, una gran cantidad de parrilladas pusieron la nota de color en una jornada que logró el récord de parrillas puestas en marcha al mismo tiempo en A Coruña: 603, según el cómputo del Ayuntamiento, realizado a través de las solicitudes de permisos. Tantas, de hecho, que las autoridades no están seguras de que todo el mundo haya podido conseguir espacio para cocinar sus sardinas.
En un momento dado, las mascarillas parecían más útiles para filtrar el humo de las parrillas que el coronavirus. En algunos lugares había, de hecho, una gran concentración de comensales dispuestos a disfrutar del aire libre, como la plaza Elíptica de Los Rosales, donde se registraron casi 30 peticiones para encender las parrillas. O la plaza de Vigo. La mayor parte de las parrillas, de hecho, no pertenecían a locales de hostelería, sino a vecinos. Normalmente, la proporción de permisos ronda 2/3 a favor de las parrillas, pero este año no había hogueras, de ahí que se batiera un auténtico récord de comilonas.
El Ayuntamiento quería que San Juan fuera, más que nunca, una ocasión familiar y lo consiguió, convirtiendo cada plaza en un área de meriendas. Eso no quiere decir que no hubiera gente en las playas, como es tradicional, pero estos tuvieron que abandonarlas a partir de las nueve de la noche, cuando se cerraron al público.
Pero las tradiciones se cumplieron: la iglesia Castrense acogió el encendido del fuego de San Juan, dentro del programa de actos de las Meigas. Los ramos de San Juan se vendían en las esquinas, y en el área, Abegondo tramitó 175 permisos para la realización de hogueras en la noche de hoy, todas en terrenos de titularidad privada. Cambre recibió más de 200 comunicaciones y solo 20 partieron de los locales de hostelería. Por su parte, Culleredo autorizó la realización de 267 hogueras de San Juan en espacios privados para esta noche, y para la elaboración de 17 barbacoas, sardiñadas y similares en establecimientos hosteleros.
De todos modos, la diversión estaba ayer en los parques y plazas donde el Gobierno local había organizado varias actividades infantiles en plazas como la de Pontevedra o la de la Tolerancia, para que los niños tuvieran en qué entretenerse mientras sus padres realizaban los preparativos de la gran comilona.
El Ayuntamiento también había organizado diversiones para los adultos pero, para evitar aglomeraciones, decidió celebrarlas de forma itinerante. De esta manera, Muskrat Ramblers, Draco, Lume, Kilomberos y Circo Krasnobarak, entre otros realizaron pasacalles por toda la ciudad, desde Monte Alto hasta San Pedro de Visma, para asegurarse de que la animación llegara a todos los rincones.
Quizá el que más kilómetros realizó fue la mítica Banda del camión, que una vez más, hizo honor a su nombre, y recorrió la ciudad a bordo de un vehículo de gran tonelaje. Sin ni siquiera bajarse de él, el grupo de Gandy contribuyó a hacer de esta fiesta de San Juan memorable por algo más que por la pandemia.
Pero la jornada de ayer también pasó a la historia por ser una en las que había menos presencia de la Policía Local. Normalmente se refuerza la vigilancia con un dispositivo extraordinario, en el que los agentes municipales se inscriben a cambio de cobrar horas extra. Sin embargo, en vez de entre los quince y veinte agentes que suelen formarlo, en esta ocasión no se presentó ninguno. No solo eso: fuentes municipales denunciaron que no se habían presentado 13 agentes al turno de la tarde, porque habían causado baja médica, alegando indisposiciones. En cambio, al recuento del turno de noche solo se ausentaron dos hombres.
Los agentes llevan manifestándose desde hace 26 días con una sentada frente a María Pita para exigir que se les reconozca la peligrosidad (que se le reconoce más a los mandos) así como que se retome el derecho de la carrera horizontal, en cumplimiento de un acuerdo firmado en 2019. La Policía Nacional se encargó de la vigilancia de la noche pasada. Este incidente no ha hecho más que arrojar más leña al fuego de este conflicto.