El aviso de Marruecos

La entrada ilegal de varios miles de ciudadanos marroquíes en Ceuta, muchos de ellos menores de edad, técnicamente hablando es una invasión. Los hechos son los hechos. Sin la pasividad de la gendarmería marroquí, que tradicionalmente actúa como policía de fronteras, no se habría producido semejante avalancha.


Un hecho que remite a una decisión política de las autoridades de Marruecos en clara respuesta ante lo que consideran un acto hostil por parte de España al haber acogido al líder del Frente Polisario, Brahim Ghali, que se encuentra hospitalizado en Logroño.


No hay que olvidar que el Polisario está en guerra con Marruecos desde que el citado dirigente saharaui a finales de 2020 decidió romper el alto el fuego. Las autoridades de Rabat -que se sienten fuertes por el apoyo de Washington en el contencioso del Sahara Occidental- consideran que, al permitir la presencia del líder del Polisario, España ha quebrado la relación de confianza mutua que en los últimos años permitió controlar los flujos migratorios.


La llegada masiva de marroquíes entrando ilegalmente en Ceuta es algo más que un episodio puntual. Es un aviso que delata por una parte la fragilidad de nuestra frontera y, por otra, la determinación de Marruecos de tensar la cuerda poniendo a prueba al Gobierno español al que había advertido que la acogida al jefe del Polisario traería consecuencias. Y vaya que sí las trae y son de todo tipo: políticas, diplomáticas y en nuestro caso de seguridad nacional amenazada.


Es comprensible la zozobra y hasta la sensación de miedo de nuestros compatriotas de Ceuta ante la súbita presencia de varios miles de extranjeros en situación ilegal deambulando por sus calles y sin que la actuación de la policía ni el despliegue del Ejército haya constituido un elemento de disuasión. No hay precedentes de una situación como la que se está viviendo en la ciudad y que a todas luces está siendo monitorizada a distancia por las autoridades de Rabat, que han querido demostrar que pueden desestabilizar Ceuta. Es un aviso que, dadas las características geoestratégicas de Ceuta y Melilla, debería generar una respuesta firme por parte del Gobierno de España antes de que la situación se desborde y de que cualquier nuevo incidente de paso a una escalada en la tensión que se vive en la ciudad.

El aviso de Marruecos

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