COMALA

En Armenteira hay un busto de Gonzalo Torrente en cuyo pedestal dice: “A mí la literatura nadie me la enseñó. La descubrí una vez como en la curva de una rama de abedul el espíritu del bosque columpiándose y riendo”.  
Entre las calles de Vilagarcía se murió García Márquez; yo soy de los que no leí Cien años de soledad; siempre hay tiempo. Estábamos tomando unos vinos, entre las calles Juan García, La Baldosa, Romero Ortiz y Méndez Núñez cuando recibí un correo que anunciaba su muerte.
Lo comenté en la mesa y un amigo me dijo, cuando le pregunté si le gustaba el escritor colombiano: “Pero era un periodista más que otra cosa”. Él también se consideraba periodista. Seguimos tomando las patatas mimosas y el vino en una noche estupenda entre unas calles que bien podían estar en cualquier costa de moda.
Al regresar a Ferrol pensé: “¿Qué es aquello que se ve? Es Comala señor.¿Por qué se ve esto tan triste? Son los tiempos señor” (Rulfo). Quizás el tamaño de nuestra soledad como decía García Márquez.

COMALA

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