Pocas sorpresas

Ya ha pasado el 13 de junio y se han desvelado por fin todas las incógnitas que quedaron tras los resultados electorales del pasado 24 de mayo. Han sido veinte días intensos, llenos de incertidumbre en muchos casos. Negociaciones, tiras y aflojas, propuestas y contrapropuestas. Es lo que tienen unos resultados municipales en los que pocos fueron los partidos que llegaron a contar con mayoría absoluta suficiente para gobernar sin pactos. Sobre el papel, muchas de las coaliciones estaban claras y se veían venir. Aun así ha habido sorpresas.
Y si no que se lo pregunten a Ricardo Sánchez en Miño, que se ha visto investido alcalde tras recibir el apoyo del PP y que pasará a gobernar con un único concejal. O también a Juan Domingo de Deus que en Mugardos veía como a pocas horas del pleno Iniciativa Cidadá de Mugardos decidía romper el pacto cuatripartito y le acababa entregando el bastón de mando al candidato popular.
Pero por lo demás, pocas sorpresas sobre un guion más que previsto. Muchos pactos, muchas coaliciones y algún que otro gobierno en minoría es lo que ha definido el mapa político de Galicia. Un mapa que va a contar con una paleta de colores mucho más variada que nunca, conformando un auténtico rompecabezas de siglas tras el terremoto que han supuesto estas últimas elecciones. Unas elecciones de las que ha salido muy tocado el PP. A pesar de repetir el mantra de que siguen siendo la fuerza más votada, los populares tienen que tomar buena nota de lo sucedido si quieren evitar un fracaso todavía mayor en las próximas elecciones generales de noviembre.
Para entonces ya habrán pasado los cien días de cortesía que se suelen conceder para que los nuevos gobernantes pongan en práctica sus ideas. Para entonces ya se podrá empezar a hacer valoraciones sobre todos estos nuevos gobiernos y ver si en verdad son capaces de llevar a la práctica sus ideas y sus programas.
Es un duro examen, y sobre todo teniendo en cuenta que sus actuaciones se mirarán con lupa. Serán unos meses sin duda muy interesantes, en los que los ciudadanos podremos ver si esta nueva forma de hacer política funciona o si los partidos más tradicionales toman buena nota y cambian el rumbo. Hay momentos que son punto de inflexión en la historia de un país y es muy probable que este sea uno de ellos.

Pocas sorpresas

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