Nadal versus Muguruza

Cuanto más duro es el adversario, más dulce es la victoria. Lema chino exhibido por Rafael Nadal en su elástica cuando dio la rueda de prensa tras alcanzar el oro de tenis en la olimpiada de Pekín 2008. Vuelve aquella raqueta que dejó boquiabierto al mando mundial. Pese a las lesiones y momentos complicados el mallorquín regresa para encabezar el ranking ATP lugar que ya había ocupado hace nueve años. ‘’Para mi es muy especial volver a esta posición’’. Cincinnati ha dictado veredicto que tendrá que defender ante los mejores –Roger Federer y Andy Murray– en el Abierto de EEUU.
Y como rosa fresca, temblorosa por las gotas de rocío del amanecer, a sus veintitrés años, Garbiñe Muguruza se alzó con la victoria en Cincinnati tras arrollar como una apisonadora a las mujeres que la superan en puntos –Halep y Pliskova– camino de una cima que coloque a la pareja española en la cima del tenis mundial.
Vuelven a repetirse las gestas nacionales en estas competiciones. Nombres que todos recordamos y son la envidia de los aficionados a cualquier circuito. Una mitología griega chuleteada desvergonzadamente por la romana con la excepción nominal de los dioses. Así nos embelesa este dúo con estado de aurora boreal sobre el césped de Wimbledon o la pista rápida americana. Alcanzar el cetro parece posible en el Abierto de Estados Unidos en Nueva York. Grand Slam y salto a la eternidad pues Garbiñe solo defiende 70 puntos. Historia de los Césares. O Plutarco sentándose ante el ordenador para teclear un capítulo de sus vidas paralelas relativo a esta pareja cautivadora que amenaza con colocar a España como liebres ganadoras, respectivamente, de las clasificaciones ATP y WTA... El secreto, aparte las condiciones físicas exigidas por la naturaleza, descansa el esfuerzo, la tensión y la voluntad. En la esperanza que la inspiración acude si te coge trabajando.

 

Nadal versus Muguruza

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