Hace ya bastantes años, antes de que Aznar se cargara la mili obligatoria, cuando los aspirantes/condenados a reclutas pasaban el reconocimiento médico solían alegar una larga lista de dolencias para ver si alguna colaba y se libraban del trance de vestir de verde caqui durante un tiempo nada despreciable. Algo así debió de pensar Sito Miñanco cuando alegó diabetes, colesterol y obesidad, todo en uno, para intentar salir de la cárcel por el coronavirus. Un cóctel no mortal pero que él debió creer suficientemente grave para que el tribunal accediese a su petición. Por ahora aún no se sabe si lo logró.