SALIDAS ALTERNATIVAS PARA FERROL

Ferrol y su área de influencia mantienen una dependencia histórica con respecto a la actividad naval, lo que, en cierto sentido, no ha dejado de ser un lastre en determinadas ocasiones, como la que ahora sobrelleva el conjunto de la comarca ante la deficitaria carga de ocupación de los astilleros públicos. No es sin embargo la actividad, al margen del oneroso coste que conlleva de forma cíclica la falta de contratos en cuanto a construcción militar y civil –esta última profundamente afectada por el veto comunitario y la dura competencia asiática– la que determinarán su futuro, sino la capacidad de las factorías públicas y de los gestores, tanto políticos como económicos de los que depende la actividad, de afrontar nuevos nichos de mercado. Es evidente que los astilleros no son competitivos en materia de construcción naval, como lo demuestra una vez más el hecho de que navieras españolas se decidan por grupos extranjeros a la hora de afrontar grandes encargos. Pero también que existen iniciativas llamadas a fomentar una actividad que está intrínsecamente ligada a otras firmas de la comarca. Ahí está el acuerdo para desarrollar la propulsión de buques mediante el empleo de gas natural licuado, un proyecto propiciado por Reganosa, que también aporta al área de reparaciones de Navantia una más que evidente cartera de negocio derivada de los gaseros. O, entre otros aspectos, las sinergias que cabe esperar de la actividad portuaria, todavía pendiente de la puesta en funcionamiento de la terminal de contenedores y que, como en el caso anterior, puede generar un mayor repunte en el sector.
El hecho de que Ferrol se ubique en uno de los principales pasillos marítimos internacionales apenas ha sido contemplado como elemento dinamizador de la economía comarcal hasta fechas bien recientes. De algún modo, pese a ser esta una comarca que vive de cara al mar, apenas ha tenido a este en cuenta, pero datos como los que refleja el balance de la Autoridad Portuaria en el primer semestre de este año, con un crecimiento del 11 por ciento con respecto al mismo periodo del ejercicio anterior, permiten afianzar inmejorables perspectivas. Siempre y cuando ni los intereses políticos ni las preferencias por otras localidades acaben por cercenar el natural crecimiento de actividades como la mencionada.
El momento parece crucial, tanto por el hecho de que es necesaria una urgente reestructuración, sobre todo mental, de lo que puede y debe hacerse para espantar definitivamente la excesiva dependencia de las nuevas construcciones, que se ha revelado fatal para la zona, como porque cualquier proyecto demanda un tiempo previo para su desarrollo y consolidación. Agotar nuestras propias capacidades de la mano del antagonismo más básico y raquítico es tanto como dinamitar cualquier salida que merezca el simple compromiso de intentarse. El diálogo y la colaboración sigue siendo lo que más se echa en falta.

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