Mujeres del Califato

No es fácil ser mujer en el mundo musulmán. Imagine lo que puede suponer serlo bajo las botas del Estado Islámico. Son cerca de tres mil las mujeres y niñas secuestradas y esclavizadas por los yihadistas en Siria y en Irak. Muy pocas las que han logrado escapar, pero las que lo han conseguido describen las barbaries de unos seres que actúan bajo un código medieval. Vendidas en mercados y plazas, violadas, regaladas como premios a los combatientes… Son muchas las que no soportan y prefieren suicidarse ante el sufrimiento al que les someten sus captores.
Pero el EI también desarrolla una campaña de reclutamiento femenino para que mujeres del mundo árabe formen parte de su objetivo supremo: la construcción del Califato. Hace unos meses el EI publicó un manifiesto en el que describe cómo deben vivir las mujeres en esta nueva sociedad islámica. “Las mujeres tienen su secreto celestial en el sedentarismo, la quietud y la estabilidad, y los hombres son lo contrario, movimiento y fluidez, porque esa es la naturaleza del hombre. Si los papeles se mezclan y solapan la base de la sociedad se conmueve, sus pilares se agrietan y sus paredes se derrumban”.
Las mujeres no deben salir de su casa, ni siquiera para rezar. A partir de los 9 años ya están en edad de casarse, aunque las más puras lo deben hacer entre los 16 y los 17. En realidad el matrimonio con los yihadistas está aceptado como una forma de uso sexual de las pequeñas. Las mujeres recibirán educación islámica de los 7 a los 9 años: religión, árabe coránico y lo básico para saber sumar y restar. De los 10 a los 12, más religión además de habilidades manuales: coser y cocinar. De los 13 a los 15, ley islámica, cuidado de niños y la vida del profeta. Estas mujeres son las llamadas a traer al mundo los hijos que serán los “ladrillos y el mortero en la torre de majestad y los minaretes del Estado del Islam.”
Este documento sólo ha sido publicado en árabe porque va dirigido a las mujeres del mundo musulmán. Saben los yihadistas que el discurso hacia las mujeres occidentales debe ser otro para captarlas. A ellas se les intenta convencer de que irán a la construcción de una sociedad “pura” que les salvará de la perdición que ha supuesto el mundo occidental.  “El modelo preferido por los infieles en Occidente fracasó en el minuto en que las mujeres fueron liberadas de su celda en el hogar”.
¿Es posible que en nuestro mundo existan jóvenes dispuestas a asumir este discurso medieval? Eso parece y es preocupante. Tal vez el horror vivido en París sirva para convencer a las chicas a las que en algún momento se les ha pasado por la cabeza la locura de creer que estos iluminados puedan ofrecerle algo mejor que la libertad y el respeto a la vida que existe en Occidente. El hombre tiene poco que ganar en el Califato. A la mujer sólo le queda el regreso a los tiempos más crueles del Medievo. 
(*) Carla Reyes Uschinsky es presidenta de
Executivas de Galicia

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