El centro penitenciario de Teixeiro fue, en menos de un mes, el escenario de dos peleas multitudinarias entre reclusos, en los que se usaron tantos puñales caseros (los conocidos como “pinchos”) como objetos contundentes. El primer incidente tuvo lugar el 31 de mayo, y el segundo, el pasado jueves. Ambos fueron denunciados por el sindicato de funcionarios de prisión Acaip, que los calificó de síntomas de la situación de “conflictividad” que vive el centro, mientras que desde Instituciones Penitenciarias los califican de “hechos aislados y anecdóticos”.
Las dos fuentes coinciden en señalar que ambos incidentes se dieron, pero en poco más. Mientras que desde Acaip señalan que se llegaron a pelear 80 presos por el control del módulo cuatro en mayo, Instituciones Penitenciaras señala que no hay tantos reclusos en dicha zona. Si el sindicato habla de 20 “pinchos” incautados, desde el Gobierno matizan que no fueron más que dos y de madera.
Según Acaip, el resultado es que se aislaron a 18 internos por las dos reyertas y dos tuvieron que ser hospitalizados. Esto último es algo que el Gobierno niega.
obras conflictivas
Los funcionarios aseguran que el origen de estas reyertas hay que buscarlo en las obras que se están llevando a cabo desde mayo, en el módulo 12 y que se prolongarán durante un año. Como dicho módulo tuvo que ser cerrado, los 80 internos que lo ocupaban (y que tienen un nivel de conflictividad elevado) tuvieron que ser repartidos entre otros departamentos. Esta escasez de espacio obligó a mezclar presos preventivos con otros penados y primarios con multirreincidentes. “Y menos espacio físico al cerrarse por las obras uno de los cinco módulos (la prisión tiene quince) no ligados a algún programa concreto”, señala el portavoz de Acaip, Pedro Vázquez.
Por su parte Instituciones Penitenciarias aduce que, en los últimos años, Teixeiro ha pasado de albergar 1.800 personas a cerca de 1.100, y que los ochenta reclusos fueron repartidos entre los restantes módulos (la prisión tiene quince), por lo que no cabe hablar de hacinamiento.
Otro elemento que destacan los funcionarios es el religioso: según ellos, la celebración de la festividad del Ramadán aumenta la conflictividad, puesto que durante ese mes los presos musulmanes no pueden comer ni fumar durante todo el día, y en las peleas se han formado bandos entre los creyentes y los que no lo son, otro punto del que Instituciones Penitenciarias duda. En lo único que se ponen de acuerdo, es en que la profesionalidad de los funcionarios sirvió para evitar males mayores.