Las embarcaciones hinchables de juguete disparan la llegada de inmigrantes por el Estrecho

Las embarcaciones hinchables de juguete disparan la llegada de inmigrantes por el Estrecho
un agente sube una de las balsas de juguete en la que viajaban varios inmigrantes efe/a.carrasco ragel

La inmigración clandestina en el Estrecho de Gibraltar ha disparado sus cifras con la llegada de decenas de barcas hinchables de playa, que en el primer semestre del año han doblado el número respecto al mismo período del año anterior, con 605 rescatados frente a los 269 del pasado año.
Uno de los hechos que mejor explican que este fenómeno se haya disparado es la facilidad y el abaratamiento que supone para los inmigrantes acceder a una lancha hinchable, casi de juguete, frente a las más costosas pateras de la pasada década.
Muchos inmigrantes compran estas lanchas precarias en grupos reducidos y por su cuenta para evitar pagar los aproximadamente 900 euros que exigen, por persona, las mafias que se dedican a organizar los viajes clandestinos para atravesar en otros medios menos rudimentarios los 20 kilómetros que separan las costas de Marruecos y las de Cádiz.
Pateras, cayucos y lanchas hinchables tipo zodiac, por precarias que puedan resultar cuando el mar del estrecho se encrespa, ofrecen unas condiciones de navegación mucho mas seguras que una balsa de playa, en la que pueden llegar a intentar cruzar el estrecho hasta 10 personas.
La utilización de las lanchas hinchables de juguete para la inmigración en el Estrecho comenzó a generalizarse en 2011.
Los inmigrantes que son rescatados en el camino contaron cómo compran en grupos pequeños estas lanchas de juguete en bazares del norte de Marruecos.
Con este método no se libran de las trampas, porque los vendedores, que saben para qué las quieren, abusan de su necesidad y se las venden a precios en torno a los 400 euros, cuando en España estas balsas tienen un precio medio de entre 60 y 80 euros.
El método incrementa los riesgos de la travesía, dado que navegan por su cuenta, sin piloto que tripule la embarcación, y en unas balsas que no están homologadas para navegar, ni mucho menos para enfrentarse al frecuente paso en el Estrecho de buques mercantes.

Las embarcaciones hinchables de juguete disparan la llegada de inmigrantes por el Estrecho

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