Reportaje | Un industrial que calzó a la ciudad y exportó su buen hacer allende los mares

Reportaje | Un industrial que calzó a la ciudad y exportó su buen hacer allende los mares
La fábrica de Ángel Senra, en una imagen de 1923, contaba con 152 ventanas, 96 metros de frente y 15 de fondo

El Industrial Ángel Senra Fernández nace en Noia 1860 y fallece en La Coruña en 1932. Era un afamado liberal, llegando a adquirir una gran cultura y una excelente educación.
De origen humilde, aprende el oficio de zapatero siendo niño en su villa natal; primero lo hará como aprendiz y más tarde como oficial, pasando largas estancias alejado de su casa formando parte de un equipo de maestros zapateros que recorrían la provincia de La Coruña.
En el lugar de O Burgo (Culleredo) establece su primer taller, trasladándose posteriormente al Portazgo y luego a Monelos, antiguo ayuntamiento de Santa María de Oza, de donde da el salto para instalarse en la ciudad de La Coruña. Una vez en ella, recorrerá diversos locales antes de montar su fábrica en el número 15 del Cantón Grande, desde donde pasa a instalarse en un mayor local en el entonces Camino Nuevo, hoy Juan Flórez.


Durante la I Guerra Mundial (1914-1918) suministra las botas de campaña al Ejército francés, decidiendo en 1923 ampliar sus instalaciones. Para ello monta en el lugar de la Parromeira la nueva fábrica de calzados Ángel Senra. Aquella sería un modelo en su género, disponiendo de la maquinaria más moderna del momento, competía con las mejores factorías españolas del calzado. Numerosos obreros encontrarán trabajo en esta fábrica cuyo acabado en sus productos se consideraban como de excelente calidad.
Sus calzados se exportaban no solo al resto de la Península Ibérica, sino también a países como Argentina, Cuba o México, entre otros. En La Coruña disponía de dos tiendas de despacho al público y también tenía abiertas otras en Santiago, Lugo y Vigo.

La fábrica de calzado
Al correr del 2 de noviembre de 1921 es vista una instancia suscrita por Ángel Senra, para que se le señale la línea y rasante a que a de someterse para construir un conjunto de edificios con destino a industria y a servicios, en terrenos que adquirió en la Parromeira, a la derecha de la carretera del Espino a Morás y a 40 metros del borde de esta y se le autorice para comenzar las obras de cimentación. También se dio cuenta de los informes acerca de este asunto por el arquitecto municipal y la Comisión especial de Ensanche, la cual manifiesta haber visto el propósito que anima al señor Senra, por entender que el proyecto que este se propone desarrollar y cuyo emplazamiento detalla no afecta de modo esencial al vigente plan de Ensanche, ya que la superficie que se restaría al parque futuro nada representa en relación con la obra que se propone realizar, estimando que procede:
El informe propone que se acepte el expresado emplazamiento para los planes que expone el señor Senra, por ser completamente compatibles los mismos con el proyecto de Ensanche en vigor, que no sería modificado, pues se respetaría así la construcción de un amplísimo parque en el paraje de que se trata. Encarga, además al arquitecto municipal que proponga las líneas y rasantes que considere procedente señalar. Acordando el Ayuntamiento pleno aprobar el informe en todas sus partes.
De modo que el 21 de septiembre de 1922 se ve el proyecto de alineaciones que se proponía por el arquitecto municipal y la Comisión de Ensanche, con arreglo a la autorización concedida por el Ayuntamiento en noviembre de 1921. La construcción se proponía en un terreno de 12.500 metros cuadrados que formaba parte de la superficie de 79.105 metros cuadrados, destinados a parque en el proyecto de Ensanche. Así el 13 de octubre del mismo año de 1922, la corporación municipal acuerda dar permiso para construir la fábrica de calzado con arreglo al proyecto presentado al Ayuntamiento.


Casi diez años más tarde, en la sesión del 10 de agosto de 1932, se procede a señalar a la fábrica de Senra la alineación oficial de la calle del Marqués de Figueroa, así como la extensión de la parcela sobrante de la vía pública que habrá de ser incorporada al edificio que, destinado a fábrica de calzado, posee dicha entidad en la Parromeira.
Tiempo después, en la plenaria del 18 de febrero de 1959, la Corporación municipal conoce el anteproyecto de ordenación parcelaria y urbanización de la finca denominada de Ángel Senra, presentada por José Docampo Prada y Manuel Corgo. Aprobando el citado anteproyecto de urbanización parcial de dicha finca situada entre la ronda de Outeiro, carretera del Espino a Morás y calles de Ángel Senra y Capitán Juan Varela. Aunque el esqueleto de la edificación pervivió bastantes años más, hasta que por fin de llevó a cabo su demolición en un tiempo aún bastante reciente.

Vida política
Durante varios años, Ángel Senra fue vicepresidente de la Cámara de Comercio y era un devoto republicano de Pi y Margall, participando en numerosos actos públicos. En el Ayuntamiento coruñés llegó a ser concejal, teniente de alcalde y alcalde accidental en diversos periodos: 1899, de 1902 a 1904 y de 1922 a 1924. Es nombrado primer teniente de alcalde y se encarga de la Alcaldía de forma interina el 7 de diciembre de 1922 por dimisión del titular Maximiliano Asúnsolo Linares Rivas, puesto que ocupa hasta el 18 de enero de 1923, en que se nombra como titular a Francisco Ponte y Blanco.
Volverá a repetir en 1930 como concejal por la lista de mayores contribuyentes y en 1931 después de las elecciones del 14 de abril, pasa de ser gobernador civil de la provincia a ser proclamado por unanimidad como el primer alcalde republicano de la ciudad coruñesa. Cuatro meses después se ve obligado a presentar su dimisión por causas de salud, falleciendo un año más tarde.


La fábrica de calzado siguió funcionando de la mano de su hijo Ángel, con escaso acierto. De modo que en 1935 aquella pujante industria en otra hora llegó a un punto crítico, pendiente de si la Patronal se hacía cargo de la fábrica y su producción y ponía freno a los desmanes sindicales. Así se puso en conocimiento del presidente de la asociación patronal, José Pérez Cepeda, pero todo resultó inútil y la fábrica de Ángel Senra, ante la inviabilidad de continuar con el negocio, cierra sus puertas definitivamente en el mes de enero de 1936.
Unos meses más tarde el nuevo régimen militar de Franco se incauta de dicha fábrica, ante la urgente necesidad de proveer de botas a sus tropas. Había llegado a ser una de las fábricas de calzado más modernas de España.

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