“El tema de los salarios fue lo último que se trató en el acuerdo de organización. Había otros flecos”

“El tema de los salarios fue lo último que se trató en el acuerdo de organización. Había otros flecos”
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Recién llegado a la corporación, el socialista José Manuel Dapena asume también, la portavocía de su grupo tras la renuncia de Mar Barcón.

¿Cómo están yendo los primeros días en el nuevo cargo?
Pues con toda la ilusión del mundo. Teniendo en cuenta que todo sucedió de una forma sorpresiva.  Porque si bien conocíamos la intención de Mar Barcón de abandonar la portavocía cuando todo el acuerdo de organización estuviera aprobado en pleno, sí que pensábamos que, dada su gestión, podríamos intentar convencerla de que se quedara un poco más. Pero no fue así. De buenas a primeras me veo en esta tesitura, que no me había visto antes, embarcado en todas funciones de portavoz y todos los requerimientos anejos a ese puesto. Y una vez cumplido el trámite de que todo esté encaminado y se pueda empezar a funcionar en el Ayuntamiento... pues ya estoy en un tren en marcha al que me he tenido que subir sin tiempo para pensar en lo que había pasado.

¿Cómo fue el proceso?  ¿Se había postulado?
Fue algo que vino así. Los resultados electorales esperábamos que fueran otros, y la noche electoral Mar Barcón ya dijo que asumía en propia persona los resultados. A partir ahí tuvimos que ponernos en otra mentalidad y en otro tiempo y empezar a trabajar. Y esa forma de trabajar se incluye el cambio de portavoces, que no es más que una gestión interna, más bien administrativa, dentro del grupo. Mar Barcón no abandona el grupo, sino que da un paso al lado, y sigue como concejala y aportando su brillantez como edil, aunque centrándose más en las cuestiones internas que como secretaria general le va a requerir el partido.

Entonces, ¿no le apetecía especialmente? 
No era algo en lo que había pensado. Y lo haces con toda la buena voluntad, la mejor de las disposiciones y con agradecimiento a todos los compañeros que han pensado que yo podía afrontar esas tareas de la mejor forma posible. Y llega en un momento ilusionante, porque estamos en una acción política nueva, con un gobierno municipal en minoría que necesita llegar a acuerdos y dialogar con los otros grupos para poder sacar adelante sus proyectos. Y en este cambio el Partido Socialista tiene mucho que decir, porque no es algo nuevo a nuestra forma de trabajar. 

¿Van a ser claves en la nueva corporación? 
Desde luego. Ya consideramos que hemos sido claves para llegar a un acuerdo de gobierno unánime y global en el pleno de organización; porque desde luego, las propuesta del Partido Socialista fueron las que estuvieron encima de la mesa y sobre las que se negoció. Así seguiremos trabajando, apoyando al Gobierno local con aquello que esté en correspondencia con lo que se plasma en nuestro programa, y también de forma proactiva, proponiendo acciones que consideremos acertadas para mejorar la vida de los ciudadanos 
Fue algo difícil. 
Más que nada, por ser el primero. Hay que adaptarse a los nuevos tiempos. Todos. Los que están ahora en el gobierno tienen que darse cuenta de que no tienen una mayoría absoluta, y quienes la han tenido, ser conscientes de que ahora no disponen de ella y que necesitan coordinarse con los demás para alcanzar acciones coordinadas. Y lo que hay que pensar es que el resultado fue bueno, porque cuando partidos tan distantes llegan a puntos en común, eso es beneficios para los ciudadanos, que se dan cuenta de que los partidos, lejos de enzarzarse en ‘dimes y diretes’, son capaces de llegar a puntos de entendimiento.

¿Cómo valora la negociación y los cambios de conversaciones que hubo? 
La Marea comenzó con una relación bilateral lógica con el partido con el cual alcanzaron la Alcaldía, porque sin los votos del PSOE, Xulio Ferreiro no sería alcalde. No bastaba con nuestra abstención. Por eso comenzaron las negociaciones por ahí. Llega do el momento, ellos pensaban que esa negociación tenía que ser multilateral añadiendo a la mesa al BNG y al PP. Y el PSOE se sintió igualmente cómodo en este escenario, porque queríamos aportar nuestras propuestas para llegar a un punto común. Por lo tanto, nuestra satisfacción de haber alcanzado ese acuerdo unánime y global. 

El acuerdo no llegaba y sin embargo las partes decían que las distancias no eran tantas... 
Es que los acuerdos, muchas veces no dependen de grandes cosas, sino de los flecos. Pues para nosotros había flecos que nos parecían importantes. Cuando no se detallaba cuál era el contenido de las comisiones, o cuestiones como la rendición de informes que, en principio, iba a ser bimensuales... Al final se consiguió que estuvieran reflejados en el acuerdo final. 

No menciona el tema de los salarios, por ejemplo. 
Este tema era lo último de lo que queríamos hablar. Lo fundamental era la organización y una vez conociéramos la nueva realidad, hablaríamos de los medios personales y materiales que harían falta para que los grupos pudieran desarrollar su trabajo. La labor iba a ser distinta si todos los grupos no estuvieran presentes en las comisiones ni en los órganos de gobierno; la carga de trabajo iba a ser distinta, por lo que el reparto de fondos, tenía que ser proporcional. 

“El tema de los salarios fue lo último que se trató en el acuerdo de organización. Había otros flecos”

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