Doscientos años hace que el coruñés Diego del Barcó perdió la vida en la bahía de Santoña, frente a la costa de la cántabra Laredo, donde desde entonces, yace enterrado. Doscientos año después, la ciudad que le vio nacer quiso rendirle un homenaje en el aniversario de su fallecimiento. Flores y medallas, las consagradas a las instituciones que mantienen vivo el recuerdo histórico, otorgadas por la agrupación Royal Green Jackets, presidida por Manuel Arenas, sirvieron para poner en escena este tributo al joven coruñés, que perdió la vida con apenas 34 años, “evitando que hoy, dos siglos después, Laredo y Santoña sean una especie de Gibraltar del Cantábrico”.
Así lo definía ayer el alcalde, Carlos Negreira, en el acto de homenaje en el Museo Militar, al que, como invitado de excepción, acudía el alcalde de Laredo, Ángel Vega. “Me cuenta que a los habitantes de Laredo y de otras poblaciones como Santoña y Colindres se os reconoce con un gentilicio muy particular. Sois pejinos. Hoy A Coruña se siente también un poco pejina. Admiro vuestra humildad y a la vez vuestro orgullo de pueblo”, aseguró el alcalde, que reconoció la labor de Del Barco como “el coruñés que salvó Laredo”.
reconocimiento
El acto continuó en los jardines de San Carlos con una ofrenda floral ante la tumba de Sir John Moore, el general escocés que lideró a las tropas inglesas en la Batalla de Elviña. La misma historia la de estas dos figuras militares: muertos en contienda y enterrados lejos de sus ciudades de origen.
La jornada de ayer finalizó con la entrega de las medallas de oro de la agrupación Royal Green Jackets, que en esta ocasión reconocieron a cuatro entidades coruñesas. El alcalde, que ofreció el discurso de la ofrenda de dichos reconocimientos ensalzó la labor desarrollada por los cuatro condecorados: Tesouros de Galicia, de quienes Negreira alabó el “esfuerzo que hace por difundir el patrimonio y la historia de esta ciudad”; la Diputación, que, en presencia de su presidente, Diego Calvo, recibió los elegios del alcalde por “estar siempre ahí, para lo que haga falta”; Alberto Martí Villarderancos, presidente de la Cocina Económica y “durante mucho tiempo, ojos de la ciudad. Y ahora es el corazón”, apuntó Negreira. La última medalla fue para el alcalde de Laredo, Ángel Vega, por su iniciativa para reconocer a Del Barco.